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EDITORIAL









                             UN NUEVO


                              ADVIENTO



                                                ―
                                    ALFREDO URZAINQUI




                    migos lectores de “La Verdad”: Con el  guien venga, que alguien se nos acerque, que al-
                    nuevo  año  litúrgico  comenzamos  el  guien nos ayude y enriquezca nuestra vida, con
                    tiempo de Adviento. Es verdad que la  su compañía, con su amor, con sus dones.
                    cercanía de la Navidad a todos nos   La fe nos aclara y ensancha esta dimensión
                    distrae un poco y la celebración so-  “esperanzada” de nuestra vida. Es verdad que
                    cial de la Navidad puede ensombre-  podemos ser mucho más, estamos hechos para
           A cer la grandeza de lo que celebramos     la vida eterna, para la comunión con Dios en la
           en Navidad y la hondura de su preparación que  participación  de  su  gloria  eterna.  Y  es  verdad
           es el Adviento. Es notable el incremento del ca-  que  nosotros  no  podremos  nunca  alcanzar  lo
           rácter festivo de la Navidad. No ha crecido en la  que necesitamos, lo que echamos de menos, so-
           dimensión religiosa, espiritual, sino en la dimen-  mos  débiles,  ignorantes,  pecadores,  nos  domi-
           sión exterior, material, ruidosa. No está mal que  nan los deseos materiales, el amor de nosotros
           la gente busque el modo de ser feliz. Lo que ocu-  mismos, estamos atados a nosotros mismos co-
           rre es que si olvidamos las dimensiones espiri-  mo un peregrino que hubiera sido apresado y
           tuales y religiosas de la vida, la felicidad de las  atado a un árbol.
           personas y la estabilidad de la sociedad quedan  Dios viene a nosotros. Éste es el sentido pro-
           gravemente comprometidas. El rescate de la Na-  fundo del Adviento. Lo que la Iglesia nos invita a
           vidad está en el Adviento. Tenemos que intentar  vivir  profundamente  en  estas  cuatro  semanas
           vivirlo en toda su fuerza.
              El Adviento tiene una gran fuerza
           simbólica. Es símbolo de la vida ente-  Dios viene a nosotros. Esto es lo que la
           ra en su dimensión de espera, de año-
           ranza, de acercamiento de la realidad.   Iglesia nos invita a vivir profundamente en
              Nos  pasamos  la  vida  esperando  estas cuatro semanas del Adviento.
           que  venga  alguien,  esperando  que
           suceda  algo  que  cambie  y  mejore
           nuestra vida. Este vivir a la espera de algo es  del Adviento. Adviento no significa “espera” que
           consecuencia de la experiencia de nuestras li-  es un acto nuestro. Es la traducción de la pala-
           mitaciones, en la que deseamos mucho más de  bra griega “parusía” que significa llegada, y más
           lo que tenemos.                            exactamente “advenimiento”, “venida”. Éste es
              Sabemos  que  podemos  vivir,  que  podemos  el  centro de la liturgia y de la espiritualidad de
           ser mucho más y mucho mejores de lo que so-  estos días. De ella depende la buena celebración
           mos. Y sabemos también que nosotros no podre-  religiosa de la Navidad y el aumento de nuestra
           mos conseguir nunca lo que deseamos, lo que  esperanza  y  del  nuestra  relación  honda  con
           echamos de menos. Por eso esperamos que al-  Cristo ¡Feliz y santo Adviento! ❏


           2 • LA VERDAD
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