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CARTAS DESDE LA ESPERANZA









           CRISTO RESUCITADO


                VENCE EL DOLOR,



                        LA AFLICCIÓN                 amor, la angustia por felicidad y el pecado por la
                                                     gracia: “Venid a mí todos los fatigados y agobia-
                                                     dos, y yo os aliviaré” (Mt 11, 28). Expresa la so-
                     Y LA ANGUSTIA                   lidaridad del Hijo de Dios con la humanidad que
                                                     sufre. Es Jesucristo Resucitado quien da sentido
                                                     a nuestra vida a pesar que pasemos por valles de
                    Cristo resucitado nos ama        dolor o angustia.
          inmensamente, no nos abandona y               Se  suele  decir  que  la  pandemia  ha  dejado

           está con nosotros en medio de las         muchos flecos y uno de ellos es el miedo. Desde
                                                     que comenzó la expansión de tal virus no impor-
             circunstancias por muy adversas         ta a dónde miremos o que escuchemos, siempre
                que ellas sean. Nos cuida, nos       hay algo que nos recuerda que las cosas no son
             ayuda y nos renueva con su paz.         tan seguras como antes: hay un nuevo virus que
                                                     nos  amenaza.  Esta  nueva  realidad  puede  cau-
                                                     sarnos ansiedad llenándonos de miedo. Ante tal
                                               ―     sentimiento de derrota no nos hemos de acobar-
                                                     dar y hemos de salir hacia lo que la misma fuer-
                                                     za interior y espiritual nos anuncia: “No os lo di-
                                MONS. FRANCISCO PÉREZ  go porque esté necesitado, pues he aprendido a
                             ARZOBISPO DE PAMPLONA - TUDELA  contentarme con lo que tengo: he aprendido a
                                                     vivir en la pobreza, he aprendido a vivir en la
                                                     abundancia, estoy acostumbrado a todo en todo
                                                     lugar, a la hartura y a la escasez, a la riqueza y a
                      ay en la sociedad un cierto temor  la pobreza. Todo lo puedo en Aquel que me con-
                      reverencial  a  los  acontecimien-  forta.” (Flp 4, 11-13). ¿Quién puede llenar nues-
                      tos  futuros  pensando  que  va  a  tros vacíos? ¿Quién llega a darnos la mejor ilu-
                      vencer el mal sobre el bien, el te-  minación  a  la  hora  de  nuestras  decisiones?
                      rror sobre la paz, la enfermedad  ¿Quién alivia en los momentos de aflicción y su-
                      sobre la salud, la angustia sobre  frimiento?  Es  Jesucristo  Resucitado  quien  ha
          H el  gozo,  la  injusticia
          sobre la justicia… De tal forma que se
          pierde el sentido de la trascendencia.  Fortaleceremos nuestra fe si nos
          Pero cuando se adquiere este sentido  aferramos al Resucitado puesto que él ha
          trascendente alivia y ayuda; teniendo  apostado y pagado por nosotros.
          la  certeza  para  afirmar  que  la  vida
          tiene sentido aún en medio de tantas
          dificultades. “En el mundo tendréis aflicción y  cambiado todos los parámetros que se encontra-
          sufrimientos,  pero  confiad:  yo  he  vencido  al  ban en la debilidad y vulnerabilidad humana.
          mundo” (Jn 16, 33). Es el mismo Jesucristo que  Debemos aferrarnos más al Señor Resucita-
          nos lo dice puesto que él ha vencido el dolor por  do fortaleciendo nuestra fe en él. Necesitamos


          4 • LA VERDAD
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