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ga que pasarlo mal, se burlan de él; para el ma- tenerse en un fundamento fuerte sino en una nu-
trimonio que ha decidido tener hijos sin cálculos be que se desvanece, acaban por destruir a la
ruines y tiene que soportar los escarnios de quie- persona y a la sociedad. Se burlan de la ley de
nes abogan por la anticoncepción, se burlan de Dios. “Quien siembra en su carne, de la carne
ellos. Los profesores que anuncian las verdades cosechará corrupción” decía San Pablo. No sólo
sin tapujos, se burlan de ellos. Los sacerdotes no le faltaba razón sino que advertía con fiabili-
que promueven la moral tal cual es y sin ambi- dad que de lo que se siembre se cosechará. Pe-
güedades, se burlan de ellos. Los jóvenes que ro aún más nos advierte el apóstol: “Quien blas-
buscan fiestas sanas y de hondura moral, se bur- feme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón
lan de ellos. Y así podríamos enumerar muchos nunca”. Es la oposición consciente y endurecida
más casos. Pero no olvidemos que a pesar que a la verdad “porque el Espíritu es verdad” (1Jn
todo valor moral tendrá sus burlas, nadie podrá 5, 6). La resistencia y no aceptación de la verdad
arrogarse que de la cizaña que se siembre se co- aleja al ser humano de la humildad y del arre-
sechará buen trigo. pentimiento, y sin arrepentimiento no puede ha-
Lo vemos muy claro y se puede constatar an- ber perdón. Burlarse de Dios trae malas conse-
te tantas leyes que emanan de los parlamentos cuencias. Cerrarse al conocimiento de la verdad
con la soberbia y compostura de ponerse en to- es lo más grave que pueda darse en la experien-
no imperante y justificando estas leyes como cia humana. La realidad supera a la ficción y de
progresismo; se observa la circunstancia real de ésta no se puede esperar fruto bueno sino frutos
que estas leyes, a la larga o a la corta, al no sos- muy amargos. Lo que se siembra se recoge. ❏
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