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CARTAS DESDE LA ESPERANZA

LA MORADA

DONDE RESIDE Y demás. Muchas veces nos dejamos llevar por
nuestro racionalismo y damos vueltas y vueltas
a nuestra mente para demostrar que Dios exis-
HABLA DIOS te y vemos que a Dios se le muestra y después
se le demuestra. No hace falta demostrar a
Dios porque Él se muestra con su Amor y Mi-
No hace falta demostrar a Dios sericordia. A la luz no se la demuestra sino que
porque Él se muestra con su ella misma se muestra.
Aún recuerdo cuando era sacerdote, en mis
Amor y Misericordia. A la luz no primeros años, que un día estaba con un grupo
se la demuestra sino que ella de jóvenes y en el tiempo de reflexión sobre el

misma se muestra. evangelio, un joven airado me señala y me dice:
“Tú me estás engañando porque me hablas de
― Dios pero estoy seguro que Dios no existe por-
que no le veo con mis ojos ni con mis sentidos.
La Iglesia nos engañáis hablando de alguien
MONS. FRANCISCO PÉREZ
ARZOBISPO DE PAMPLONA - TUDELA que no existe…” Estaba a punto de marcharse
airado y enfadado, entonces le dije: “Quédate y
te explico cómo yo veo a Dios y te lo muestro”.
Le dije que hay muchas cosas que no se ven pe-
ro se sienten y le puse el ejemplo del oxígeno
ay una pregunta que muchas ve- que entra por nuestra nariz y sale por nuestra
ces nos hacemos: “¿Dónde resi- boca. Tú no lo ves pero lo sientes puesto que si
de y habita Dios?” Tiene una no existiera no podrías respirar. Seguí expli-
respuesta muy clara y expuesta cándole: “Si tú vas a casa, pegas un portazo,
por Jesucristo: “Si al-
guno me ama, guar-
H dará mi palabra, y mi La oración es el momento en el que Dios nos
Padre lo amará, y vendremos a él y habla en silencio como esa madre que en
haremos morada en él” (Jn 14, 23). silencio atiende al hijo mientras duerme.
Esta afirmación tiene un significado
especial puesto que muchas veces
tenemos la tentación de creer que Dios está vas a la cocina y te enfadas con tu madre que
“allá lejos en lo infinito” y sin embargo Jesu- está preparando la comida y sales de ella al co-
cristo nos dice que está en lo más íntimo de medor y esperas que llegue la comida y maldi-
nuestro ser o de nuestro corazón cuando ama- ces lo que ha hecho tu madre… Estás impi-
mos como Él nos ama y cuando amamos a los diendo que Dios esté ahí y en tu corazón. Por el

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