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EDITORIAL
A DON SANTIAGO
ARELLANO…
―
ALFREDO URZAINQUI
erminado el puente de la inamcula-
da nos adentramos en las puertas de
la Navidad con la triste noticia del
fallecimiento, el pasado día 5, de
nuestro querido Don Santiago Are-
llano colaborador de este Semana-
T rio más de 20 años. No es fácil es-
bozar en pocas líneas la figura humana cris-
tiana y cultural, e incluso publica, de Don San-
tiago porque su talla intelectual y humana ha piritualidad carmelitana y la belleza del Car-
sido muy alta. melo. Don Santiago tenía una don no solo inte-
La primera vez que trate con don Santiago lectual sino una intuición emocional para cap-
fue en aquella gran vigilia de la Inmaculada del tar la belleza que proviene de Dios y que ha
año 2004 en la S.I. Catedral, presidida por Don quedado plasmada en el arte, en la literatura
Fernando Sebastián par celebrar los 150 años cristiana y en la pagana como destellos de la
del dogma de la Inmaculada. Yo, Seminarista, única verdad.
sentado junto al Arzobispo, pude escuchar el Mas de 20 años escribiendo en este sema-
testimonio que tras el rezo del Rosario hizo nario solo me puede llevar a mi al honor de
Don Santiago. Quedé profundamente impacta- agradecerle sus muchas colaboraciones, su sa-
do por sus palabras, tanto que al terminar, en biduría, sus consejos, su afecto. El Señor que
la sacristía le felicité. Esbozó la historia del es la verdad del hombre y de la historia se lo re-
dogma en España y como los cristianos espa- compensará. Estaremos siempre en deuda.
ñoles antes de la declaración de este dogma Cuando charlábamos era difícil que no sol-
mariano ya decían connaturalmente “Ave María tara algún poema clásico. Recuerdo que una
Purísima: Sin pecado concebida”. Él era un en- vez comentamos la envergadura de la poesía
amorado de la belleza que de Dios venía y a española en el Siglo XVI y él, todo un experto,
Dios iba utilizandola como vía de acceso a él, la me enumeró poemas y poetas de primer orden.
via pulcritudinis. 10 años después de aquella Pues a una de estas poesías me remito para ex-
gran vigilia fue él quien vino a comentarme y presar el dolor por su muerte, con la esperan-
congratularse por la homilía de la solemnidad za de que el Señor ha resucitado. Es de Juan
de la Virgen del Carmen que yo había hecho en Boscan:
el convento de los Carmelitas. Entendió muy Quien dice que la ausencia causa olvido
bien que en aquel contexto carmelitano la be- merece ser de todos olvidado.
lleza del amor que proclama el libro del cantar El verdadero y firme enamorado
de los cantares era idóneo para expresar la es- está, cuando está ausente, más perdido. ❏
2 • LA VERDAD