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EL SANTO









              SANTA ÁUREA


          DE SAN MILLAN


                                      ―
                        ALBERTO LÓPEZ ESCUER





                      ació  en  la  localidad
                      riojana  de  Villavela-
                      yo,  núcleo  de  pobla-
                      ción  relativamente
                      cercano  al  monaste-
                      rio de San Millan de
          N la Cogolla (c.a. 1042-
          1070).  Fueron  sus  padres  García
          Nuño y Amuna. La llamaron Áurea,
          nombre que suena a metal rico, es-
          caso, dorado y con brillo. Parece que
          sus padres se preocuparon de darle
          una  cuidada  educación  desde  muy
          niña. Ella misma nos dice que tuvo
          una  maestra  llamada  Urraca,  cuya
          doctrina despertó su vocación.
             Fue  su  maestro  y  padre  espiri-
          tual don Munio, que escribió su vida
          en latín y que luego tradujo en ver-  otros  cantares  y  oír  a  los  clérigos
          sos alejandrinos Gonzalo de Berceo.  más que a otros juglares”. Sentía en-
             Una vida digna de crédito, pues,  vidia de María, la hermana de Láza-  Santa Áurea
          según el poeta, ni por un rico con-  ro. Como ella, pasaría la vida junto  quiso, desde
          dado hubiera consentido mentir. En  al altar, a los pies de Cristo.  muy joven,
          todo cuanto dijo, dijo toda verdad.                                  vivir separada
                                            ENCUENTRO  CON  EL  PRIOR          del mundo y
          UNOS VERSOS DE GONZALO DE         DOMINGO                            entregar su
          BERCEO                               Un día se puso en romería y lle-  vida a Dios.
             Gonzalo de Berceo la denomina  gó al monasterio de San Millán de la
          santa Oria: “Como era preciosa, mas  Cogolla. El prior se llamaba Domin-
          que oro preciada, nombre había de  go, que más tarde fundaría la abadía
          oro.  Oria  era  llamada”.  Deliciosos  de Silos. Áurea cayó a sus pies y le
          los versos de Berceo. “Era esta man-  pidió consejo para vivir separada del
          ceba de Dios enamorada, más que-  mundo  y  entregada  a  Dios.  “Selor,
          ría ser ciega que verse casada. Pre-  Dios  lo  quiere,  tal  es  mi  voluntat,
          fería  las  horas  litúrgicas  más  que  prender orden e velo, vivir en casti-


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