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LITERATURA








                      PORMENORES



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                                SANTIAGO ARELLANO





           Cloti Estévez Márquez, in mem.
                                                   renne ni duradero ni eterno.
           PENSAR que «Las Meninas»,                  Miguel D’Ors con palabra contundente y
           el Taj Mahal, el Trono Ludovisi,        radical nos lo reafirma “aniquilado todo, pura
           la catedral de Chartres y el Partenón están   ausencia, como si nunca hubieran existido los
           destinados también a ser polvo y ceniza.   hombres” con sólo “pensar” que todo el lega-
           Y los versos de Jorge Manrique y Baudelaire,   do más sublime o señero o divertido de la cre-
           y las obras completas de Platón y Cervantes   atividad humana están también destinados a
           y Shakespeare y Petrarca:               ser polvo y cenizas.
           todos los libros, todo el celuloide, todos   No se trata de una prueba para compro-
           los deuvedés y los cedés -John Ford,    bar nuestra culturilla general, aunque alguna
           Orson Welles, Rossellini, Bach, Beethoven,   de sus citas nos obligue -entre la ignorancia y
           Louis Armstrong, José Alfredo Jiménez,   el olvido (el Trono Ludovici, por ejemplo) a
           Judy Collins... -;                      echar mano de catálogos informativos. Se tra-
           aniquilado todo, pura ausencia,         ta de una enumeración selectiva, suficiente-
           como si nunca hubieran existido los hombres   mente representativa de la capacidad creado-
           y no hubieran logrado jamás atravesar   ra humana.
           las fronteras mezquinas de su naturaleza   Para valorar la originalidad es muy útil re-
           y rozar con sus dedos algo eterno.      lacionar  con  otros  textos  conocidos.  Resue-
           Qué injusticia habría sido el Universo,   nan en nuestra memoria las  sobrecogedoras
           qué insensatez la Historia,             palabras del poeta sevillano Rodrigo Caro a
           qué despilfarro absurdo,                las ruinas de Itálica. Nadie como él supo ex-
           si no existiera un tiempo, o un lugar,   presar los estragos del tiempo. Con fuerza in-
           o un estado                             igualable  siguen sus palabras conmoviendo
           en que encontrar de nuevo todas esas    nuestra sensibilidad. Del largo poema elijo so-
           cosas, las mismas y a la vez mejores:   lo unas estancias, un fragmento, imagen  re-
           englobadas en una Felicidad perfecta;   presentativa del destino que a civilizaciones y
           pormenores apenas –mas no sé cómo decirlo-   sus  monumentos les esperan. Como a Itálica,
           de una mirada de infinito Amor.         a todo lo demás, sea  grandioso como el Par-
                                                   tenón o el Taj Majal o el más insignificante y
              Que somos tiempo, que los días se desli-  divertido deuvedé:
           zan sin que nada pueda detenerlo, que se va
           todo al mar -que es el morir- es una experien-  Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
           cia universal innegable. Nosotros nos vamos  campos de soledad, mustio collado,
           y por más esfuerzos que haga la Humanidad,  fueron un tiempo Itálica famosa.
           todo termina desapareciendo, si no a la par  Aquí de Cipión la vencedora
           que nosotros, poco después; nada resulta pe-  colonia fue; por tierra derribado


           30 • LA VERDAD
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