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yace el temido honor de la espantosa        y todos los amores
         muralla, y lastimosa                        que llegaron al alma, al hondo cielo?
         reliquia es solamente                       ¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
         de su invencible gente.                     la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
         Sólo quedan memorias funerales              ¿Los yunques y crisoles de tu alma
         donde erraron ya sombras de alto ejemplo.   trabajan para el polvo y para el viento?
         Este llano fue plaza, allí fue templo;
         de todo apenas quedan las señales.            No,  no  puede  ser    así.  Ya  sabemos,  desde
         Del gimnasio y las termas regaladas         nuestra fe cristiana, que todo lo bello, bueno y
         leves vuelas cenizas desdichadas;           verdadero en la escuela de la vida es un adiestra-
         las torres que desprecio al aire fueron     miento para el gozo en plenitud del cielo. Desde
         a su gran pesadumbre se rindieron.          la esperanza cristiana se abre un ventanal de  luz.
         Este despedazado anfiteatro,                Nuestro poeta anhela más: Tiene que haber un
         impío honor de los dioses, cuya afrenta     estado o lugar o tiempo en que todo perviva con
         publica el amarillo jaramago,               una existencia todavía más perfecta. Aunque no
         ya reducido a trágico teatro,               sepamos cómo decirlo y se quede una vez más
         ¡oh fábula del tiempo, representa           nuestra expresión en balbuceo:
         cuánta fue su grandeza y es su estrago!...
                                                     “en que encontrar de nuevo todas esas
            ¿Este es el destino de todo, del hombre y de  cosas, las mismas y a la vez mejores:
         sus obras, por inmortales y más perennes que el  englobadas en una Felicidad perfecta;
         bronce las juzguemos? ¿Todo está destinado a pe-  pormenores apenas -no sé cómo decirlo-
         recer? Sí lo vió el Barroco. Miguel D’Ors abre un  de una mirada de infinito Amor”.
         resquicio a la esperanza. Contra la evidencia se
         alza la fe. Alguien ha dado a los seres humanos  La  consideración  de  Miguel  D`Ors  sobre  la
         vocación  de  eternidad.  ¿Pero  también  a  sus  única  salvación que  remedia  el destino aciago
         obras? No conozco ningún poema semejante. Con  que aguarda a las obras admirables de la huma-
         una hondura iluminadora D’Ors define a todo lo  nidad es audaz, pero el  deseo, universal. Me pa-
         humano  valioso  como  “atravesar  las  fronteras  rece vislumbrar la nueva Jerusalén que baja del
         mezquinas de su naturaleza y rozar con sus dedos  cielo a la tierra y cobija y salva también las gran-
         algo eterno”.  ¿Y su destino ha de ser que no que-  des creaciones de los seres humanos.
         de ni su recuerdo? El argumento alegado por el  Negar la presencia de Dios y su atenta provi-
         poeta es inapelable: “Qué injusticia habría sido el  dencia reduce  a absurdo la historia de los hom-
         Universo, qué insensatez la Historia, qué despil-  bres, sus dolores y sus esfuerzos admirables que
         convierte al Universo en una injusticia, la historia  rozan con su genio  señales de inmortalidad  y las
         en pura insensatez y todo en despilfarro absurdo.  aboca a la terrible consecuencia lógica de que da-
         Antonio Machado expresó inquietudes semejan-  ba igual que el ser humano no hubiera existido.
         tes pero en su visión no cabía más que la pregun-  El poeta alega un argumento más esperanza-
         ta pero no la respuesta y menos la esperanza:  dor. Dios no es el gran arquitecto que una vez
                                                     creó a la tierra y al hombre se olvidó de todo y se
         ¿Y ha de morir contigo el mundo mago        alejó como si nada fuera con Él. Todo tiene senti-
         donde guarda el recuerdo                    do porque, por  insignificante que sea el  “porme-
         los hálitos más puros de la vida,           nor”, en él se manifiesta  “una mirada de infinito
         la blanca sombra del amor primero,          Amor”. Esto es harina de otro costal y por lo tan-
         la voz que fue a tu corazón, la mano        to atinada observación sobre los anhelos profun-
         que tú querías retener en sueños,           dos del ser humano.


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