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EDITORIAL
LOS PRODIGIOS DE Espíritu Santo jamás cesa de llenar de vida a la
Es la Pascua de Pentecostés. Esta fuerza del
Iglesia. El Espíritu Santo es más que una fuer-
PENTECOSTÉS za, ¡es una persona! Y a través de la gracia de
los Sacramentos de la Iglesia, el Espíritu fluye
también en nuestro interior, como un río subte-
― rráneo que nutre nuestro espíritu y nos atrae
ALFREDO URZAINQUI cada vez más cerca de la fuente de nuestra ver-
dadera vida, que es Cristo. San Ignacio de An-
tioquia, que murió mártir en Roma al comienzo
del siglo segundo, nos ha dejado una descrip-
a sucesión de los días pascuales nos ción espléndida de la fuerza del Espíritu que
ha traído ya hasta la gran fiesta de habita en nosotros. Él ha hablado del Espíri-
Pentecostés, con la que cul- tu como de una fuente de agua viva
mina este tiempo Pas- que surge en su corazón y susu-
cual que, junto al rra: «Ven, ven al Padre» (cf. A
triduo pascual de los Romanos, 6,1-9). Él viene
L la Semana Santa, pero debemos abrirle el co-
es el centro del año litúrgi- razón, debemos permitirle
co. Poco antes de la As- penetrar en la dura cos-
censión al cielo, Jesús tra de nuestra indife-
les prometió el Espíritu rencia, de nuestro can-
Santo: “Cuando el Espíritu sancio espiritual, de nues-
Santo descienda sobre vos- tro ciego conformismo con
otros, recibiréis fuerza» (Hch el espíritu de nuestro tiem-
1,8). Hemos visto cumplida es- po. Sólo entonces podemos
ta promesa. El día de la fiesta permitirle encender nuestra
Judía de Pentecostés, en la que se imaginación y modelar nuestros de-
celebraba la alianza del Sinaí y el nacimiento seos más profundos.
del pueblo de Dios, con la entrega de las tablas El gran signo de Pentecostés es la uni-
de la ley, los apóstoles recibieron esta “fuerza” dad en la diversidad. Nuestro semanario quie-
que les hizo capaces de salir, romper el miedo, re ser un dócil instrumento al Espíritu de Dios,
abrir las puertas y salir por el mundo
“proclamando las maravillas de
Dios”. Queremos ser un dócil instrumento al
Hoy me uno a esta oración secu- Espíritu de Dios, dulce huésped del alma,
lar: ¡Ven Espíritu divino! El Espíritu para que la unidad en la diversidad sea cada
que ya revoloteaba, en forma de pa- vez más real en nuestra Iglesia diocesana.
loma, en el génesis, cuando todo era
una caos informe y que hizo posible
que llegara el cosmos, es decir, el orden y la be- dulce huésped del alma, para que la unidad en
lleza. Igual, llegamos a nivel personal o eclesial la diversidad sea cada vez más real en nuestra
con esta sensación: ¡Todo en mi vida o en esta Iglesia diocesana. No dejemos de implorarle
sociedad es un caos! Pues invoca al Espíritu para que sus efectos sean palpables a nivel per-
creador que hace nuevas todas las cosas recrea sonal y eclesial. De todo corazón ¡Feliz Pascua
y da orden y belleza. de Pentecostés! ❏
2 • LA VERDAD