Page 4 - Laverdad_4328
P. 4

CARTAS DESDE LA ESPERANZA













             EL ESPÍRITU SANTO


                  DULCE HUESPED
                                                      en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor
                               DEL ALMA               del Padre no está en él. Porque todo lo que hay
                                                      en el mundo –la concupiscencia de la carne, la
                                                      concupiscencia de los ojos y la arrogancia de
                                                      los bienes terrenos- no procede del Padre, sino
                                                      del mundo. Y el mundo es pasajero, y también
                     Cuando nos ponemos en            sus concupiscencias; pero quien cumple la vo-
              oración estamos delante de un           luntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn
              Padre que nos ama y nos da la           2, 15-17). Nuestra vida está convocada a ser fe-
                                                      lices y la mundanidad no es fuente de gozo si-
                       fuerza para realizarnos        no de amargura y desesperación.
             humanamente y vivir su misma                 Por nosotros mismos y sin la presencia del
                  experiencia que es el amor.         Espíritu Santo somos incapaces de rezar. Los
                                                      humanos tenemos un HUESPED especial que
                                                ―     es el Espíritu Santo que habita en lo más ínti-
                                                      mo de nosotros mismos. “La oración no se de-
                                                      be ver como una simple obra buena realizada
                                 MONS. FRANCISCO PÉREZ
                              ARZOBISPO DE PAMPLONA - TUDELA  por nosotros con respecto a Dios, una acción
                                                      nuestra. Es ante todo un regalo, fruto de la pre-
                                                      sencia viva, vivificante del Espíritu Santo” (Be-
                                                      nedicto  XVI,  Audiencia  General,  16  de  mayo
                                                      2012).  Y  así  lo  vivían  los  primeros  cristianos
                                                      educados por los apóstoles: “El Espíritu Santo
                   a oración es la experiencia más hu-  acude en ayuda de nuestra flaqueza: porque no
                   mana  que  pueda  darse  y  digo  esto  sabemos lo que debemos orar como conviene;
                   porque la oración nos sitúa en aque-  pero el Espíritu mismo intercede por nosotros
                   llos  que  somos:  Hijos  de
                   Dios.  Y  si  tenemos  este
                   gran don no podemos per-  Quien reza y ora nunca se angustiará
           L derlo.  Cuando  nos  pone-      y desesperará puesto que tenemos al
           mos en oración estamos delante de  mejor DULCE HUESPED de nuestra vida,
           un  Padre  que  nos  ama  y  nos  da  la  al Espíritu Santo.
           fuerza para realizarnos humanamen-
           te y vivir su misma experiencia que
           es el amor. Muchas veces he oído a personas  con gemidos inefables” (Rm 8, 26). La oración
           que cuando han descubierto la oración, su vida  por lo tanto no es un monólogo sino un diálogo
           ha dado un cambio radical. No son los afanes  con  el  Espíritu  que  está  habitando  dentro  de
           del  mundo  que  llenan  la  vida.  Nos  lo  dice  el  nosotros.
           apóstol Juan: “No améis al mundo ni lo que hay  Conviene que desechemos la idea de consi-


           4 • LA VERDAD
   1   2   3   4   5   6   7   8   9