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EN PORTADA








                  ANTE MI RELEVO                      era un momento en el que encontraba todavía
                                                      en  plenitud  de  facultades,  venía  con  la  expe-
                                                      riencia de párroco en los pueblos de Burgos, o
                     POR EL NUEVO                     en las parroquias de los barrios de Madrid, con
                                                      el recorrido como formador y director espiritual
                     ARZOBISPO DE                     de las jóvenes vocaciones sacerdotales en el Se-
                                                      minario de Madrid y con la sorpresa del servicio
                                                      episcopal en la diócesis de Osma-Soria y en el
                         PAMPLONA Y                   Arzobispado Castrense. Siendo por entonces, al
                                                      mismo tiempo, Director Nacional de Obras Mi-
                                                      sionales Pontificias. Navarra evocaba en mi co-
            OBISPO DE TUDELA                          razón la colosal figura de San Francisco Javier y
                                                      la  labor  de  los  misioneros  originarios  de  esta
                                                      tierra. Llegaba a ella, sí, con ganas de trabajar,
                                                ―     de conocer, de escuchar, de servir y acompañar.
                                 MONS. FRANCISCO PÉREZ  Se abría ante mí un territorio de 10.000 km2,
                   ADMINISTRADOR APOSTÓLICO DE PAMPLONA - TUDELA  que debía recorrer, un espacio variado en su ge-
                                                      ografía y en la idiosincrasia de sus gentes, cons-
                                                      cientes de la riqueza cultural y espiritual ama-
                                                      sada en una rica historia y manifestada en mul-
                                                      titud  de  tradiciones  y  vivencias  comunitarias.
                   n esta transición que ahora se abre se-  En la raíz de todo ello la fuerza de la fe cristia-
                   guiré,  por  deseo  del  Santo  Padre  na, que asoma por tantas rendijas del tejido so-
                   Francisco, cuidando con cariño de la  cial de nuestra tierra, pero que, al mismo tiem-
                   Iglesia que peregrina en Navarra co-  po,  al  igual  que  en  otras  latitudes  de  la  vieja
                   mo su Administrador Apostólico hasta  cristiandad, parece desdibujarse o perder rele-
                   que el 27 de enero nuestro nuevo pas-  vancia ante las corrientes hoy imperantes. ¿Có-
           Etor,  D.  Florencio  Roselló  Avellanas   mo responder, desde la conciencia de mis limi-
           OM,  sea  ordenado  obispo  en  la  Catedral  de  taciones y apoyado, no en mis fuerzas, sino en
           Pamplona y ciña la mitra de San Fermín, mo-  el Señor, a las necesidades y a las tareas que se
           mento en que pasará a ser para nosotros el su-  planteaban?
           cesor de los apóstoles.                       Como inquietud permanente en estos años
              Los más de 16 años entregados al
           servicio de esta Iglesia particular de
           Pamplona y Tudela como pastor de la  Os doy gracias a todos los navarros. Nos
           misma han constituido en mi vida la  toca ahora orar por D. Florencio, acogerlo y
           etapa más prolongada empleada en  tenderle nuestros brazos en esta nueva
           un servicio pastoral y, además, el úl-  etapa que va a comenzar
           timo tramo de mi servicio episcopal.
           Ha sido, sin duda, uno de los perío-
           dos más intensos de mi vida y que más honda  ha venido una y otra vez a mi espíritu la urgen-
           huella han dejado en mí.                   cia de impulsar esa nueva evangelización, a la
              Echando  la  mirada  atrás  recuerdo  los  pri-  que nos animaba san Juan Pablo II, o de propo-
           meros momentos de mi llegada a esta querida  ner la perenne novedad del Evangelio sin dejar-
           tierra de Navarra para suceder al Cardenal D.  nos robar la esperanza, en palabras del actual
           Fernando  Sebastián:  tenía  yo  16  años  menos;  pontífice Francisco. Desde el primer momento


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