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EDITORIAL
SAN FRANCISCO
JAVIER
―
ALFREDO URZAINQUI
cristiana y vivir coherentemente con sus afirma-
a figura de San Francisco nos mues- ciones dogmáticas y con los principios morales
tra de manera palpable que la fe reli- consiguientes, tal como los conserva y los anun-
giosa y cristiana no es un refugio de cia la tradición católica. Nos cuesta vivir cristia-
espíritus ignorantes o cobardes, sino namente en la vida personal y familiar, nos cues-
más bien una dimensión esencial de ta todavía más en la vida social y pública.
nuestra humanidad por la que nos En los frecuentes conflictos entre los usos
L abrimos a las realidades últimas y a culturales y las exigencias de la vida cristiana,
los valores decisivos de nuestra vida. Una expe- parece que las afirmaciones de la fe y las normas
riencia radical que ilumina, purifica las convic- de la moral católica tendrían siempre que ceder
ciones y actitudes profundas de nuestra vida. y someterse a las afirmaciones o a las exigencias
Javier nos enseña a valorar la fe como el de la cultura y las conveniencia del bienestar in-
acogimiento de la presencia de Dios en nuestra mediato y de la comodidad colectiva.
vida, como ser absoluto y referencia última y No fue éste el camino de Javier, ni son éstas
definitiva, un Dios que se nos manifiesta en Je- sus enseñanzas. Si queremos vivir sinceramente
sucristo como un Padre misericordioso que nos como admiradores del gran santo navarro, nues-
ama, nos perdona y nos ayuda con su gracia a tros criterios tienen que ser diferentes. En la vi-
conseguir los bienes definitivos de la vida in- da privada como en la vida pública, tanto si te-
mortal. nemos responsabilidades como si somos ciuda-
Esta fe permite ver el mundo co-
mo una casa de familia, presidida
por un Padre común, donde pode- Javier nos enseña a valorar la fe como el
mos vivir con la tranquilidad y la li- acogimiento de la presencia de Dios en
bertad de los hijos en su propia casa,
donde día a día tenemos que cons- nuestra vida, como ser absoluto y
truir la fraternidad universal a la referencia última y definitiva.
que estamos llamados.
Vivimos tiempos en los que la re-
ligión y la fe cristiana están desprestigiadas en danos de a pie, nuestros juicios y actuaciones
muchos ambientes como actitudes anacrónicas, tienen que estar siempre inspirados en el evan-
alimentadas por la ignorancia o por el miedo a gelio de Jesucristo y tienen que ser coherentes
la libertad, llegando incluso a rechazarlas como con el reconocimiento práctico de Dios como
enemigas de la dignidad del hombre y verdade- modelo y aspiración última de nuestra vida,
ras enfermedades de la mente. cumpliendo sus mandamientos y buscando siem-
Sin llegar a estos extremos, a muchos cris- pre la imitación de su bondad y su justicia. Que
tianos les cuesta manifestar claramente su fe San Francisco Javier ruegue por nosotros. ❏
2 • LA VERDAD