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LECTURAS
VI DOMINGO pues el Espíritu lo sondea todo, in-
cluso lo profundo de Dios.
DE TIEMPO Evangelio según San Mateo 5, 17-37
En aquel tiempo, dijo Jesús sus discí-
ORDINARIO pulos: No creáis que he venido a abo-
lir la Ley y los Profetas: no he venido a
abolir, sino a dar plenitud.
― En verdad os digo que antes pasarán el
cielo y la tierra que deje de cumplirse
CICLO A
hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los precep-
tos menos importantes y se lo enseñe
así a los hombres será el menos im-
Eclesiástico 15, 15-20 portante en el reino de los cielos. Pero
Si quieres, guardarás los mandamien- quien los cumpla y enseñe será gran-
tos y permanecerás fiel a su voluntad. de en el reino de los cielos.
Él te ha puesto delante fuego y agua,
extiende tu mano a lo que quieras. An-
te los hombres está la vida y la muer- Salmo 118, 1-2.4-5.17-18.33-34
te, y a cada uno se le dará lo que pre-
fiera. Porque grande es la sabiduría /R. Dichoso el que camina en la ley del
del Señor, fuerte es su poder y lo ve to- Señor
do. Sus ojos miran a los que le temen, “Paz a
y conoce todas las obras del hombre. Dichoso el que, con vida intachable, vosotros”,
A nadie obligó a ser impío, y a nadie camina en la voluntad del Señor; obra de A.N.
dio permiso para pecar. dichoso el que, guardando sus pre- Mironov.
ceptos,
1 Carta a los Corintios 2, 6-10 lo busca de todo corazón. R/
Hermanos: Hablamos de sabiduría
entre los perfectos; pero una sabi- Tú promulgas tus mandatos
duría que no es de este mundo ni de para que se observen exactamente.
los príncipes de este mundo, conde- Ojalá esté firme mi camino,
nados a perecer, sino que enseña- para cumplir tus decretos. R/
mos una sabiduría divina, misterio-
sa, escondida, predestinada por Haz bien a tu siervo: viviré
Dios antes de los siglos para nuestra y cumpliré tus palabras;
gloria. Ninguno de los príncipes de ábreme los ojos, y contemplaré
este mundo la ha conocido, pues, si las maravillas de tu ley. R/
la hubiesen conocido, nunca hubie-
ran crucificado al Señor de la gloria. Muéstrame, Señor, el camino de tus
Sino que, como está escrito: «Ni el decretos,
ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre y lo seguiré puntualmente;
puede pensar lo que Dios ha prepa- enséñame a cumplir tu ley
rado para los que lo aman». Y Dios y a guardarla de todo corazón. R/
nos lo ha revelado por el Espíritu;
44 • LA VERDAD