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EN PORTADA








                   LEVANTAOS, NO                      tos:”Que  tu  misericordia,  Señor,  venga  sobre
                                                      nosotros como lo esperamos de ti” (Salmo 32).
                                                         San Pablo nos invita a avivar el fuego de la
                   TENGÁIS MIEDO                      gracia de Dios, a descubrir la fuerza de Dios y
                                                      su  sabiduría  en  la  Cruz  de  Jesucristo:  “Com-
                                                      parte conmigo los sufrimientos por el evangelio
                                                      con la fortaleza de Dios” (2Tm 1, 8).  Estar ape-
                  Homilía pronunciada por el          gados a las cosas de la tierra, a veces, nos pa-
              Arzobispo de Pamplona, Mons.            raliza y nos impide mirar mucho más alto. En el
                                                      momento actual manifestar que somos cristia-
             Francisco Pérez González, en la          nos nos resulta costoso y se nos puede ridiculi-
             Misa celebrada en la explanada           zar. No podemos caer en la tentación de la co-
             del castillo de Javier con motivo        bardía y menos en pensar que el creyente es un
                                                      parásito de la misma sociedad. A veces se nos
                      de la primera Javierada.        quiere  convencer  de  que  esto  es  así  y  no  es
                                                ―     cierto. “Sin Dios el hombre pierde su grandeza,
                                                      sin  Dios  no  existe  el  verdadero  humanismo”
                                                      (Benedicto XVI). La misma naturaleza es testi-
                                 MONS. FRANCISCO PÉREZ  monio de su amor ordenado. “En nuestra épo-
                              ARZOBISPO DE PAMPLONA - TUDELA  ca, la infracción de la ley natural es con fre-
                                                      cuencia percibida como una conquista del pro-
                                                      greso” (C.S. Lewis). Y esto es muy grave pues-
                                                      to que la ley natural siempre pasa factura para
                                                      bien o para mal.
                          e uno a todos vosotros para    La  sociedad  necesita  creyentes  humildes
                          dar  gracias  Dios.  Estos  mo-  que con valentía y firmeza manifiestan sus con-
                          mentos,  como  cualquier    vicciones, porque Dios merece que sus hijos le
                          acontecimiento litúrgico, son  glorifiquemos con gestos, palabras y obras. De
                          momentos de Dios. Su miste-  esta forma lo vivió San Francisco de Javier y así
                          rioso  amor  se  manifiesta  en  lo reconoció la Iglesia hace 400 años cuando
           M el encuentro con él a través             fue canonizado. No tengamos miedo de dar la
           de la oración, del amor mutuo entre nosotros y  cara por el Señor, aunque esto, a los ojos de la
           de la Eucaristía. Dios se nos manifiesta de for-  sociedad aparezca como algo necio y débil. La
           ma  imperceptible  y  supera  todo  lo
           sensible porque es más grande que
           todas  las  realidades  tangibles.  Por  La sociedad necesita creyentes humildes
           eso hemos de prepararnos con el si-  que con valentía y firmeza manifiestan sus
           lencio y la escucha. Dios se hace pre-  convicciones, porque Dios merece que sus
           sente  en  la  sencillez  del  corazón  hijos le glorifiquemos con palabras y obras
           cuando se abre a la sorpresa del mis-
           terio. Y eso es lo que quiero hacer
           hoy junto a vosotros: vivir, de nuevo, la expe-  fe es un regalo que hemos recibido de Dios y no
           riencia de Dios. Dios es el principio y fin de to-  la podemos ocultar como si fuera algo extraño
           do,  no  lo  olvidemos.  Hemos  escuchado  con  a nuestra realidad humana. Así se lo dice Jesu-
           atención su palabra que es más fuerte que cual-  cristo a los discípulos: “Levantaos, no tengáis
           quier  palabra  humana.  Hemos  repetido  jun-  miedo” (Mt 17, 6). Al contrario, la fe hemos de


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