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ciones ni de abusos. Sabe que en el cuso natural más que un simple juego. Naturaleza, vida, crea-
de los árboles su el destino final es un servicio y ción; todo es interdependiente: “nunca ensucies
un bien para la humanidad, como leña para el ho- una página si lo que en ella queda no vale al me-
gar, melena de campana, ventanuco o lecho o in- nos tanto como unas ramas verdes coronando
cluso papel; por eso el árbol va a caer como un hé- una tarde”.
roe vencido. La producción de Miguel, formal y temática-
¿Hacemos demagogia? Todo va a ser tritura- mente es muy variada, pero no encontraréis una
do, troceado, convertido en pasta. ¿Prohibimos clave más directa y nítida que la poética que en-
por falsa piedad la tala de los árboles? En modo cierran estos transparentes y sublimes versos. El
alguno se plantea el exterminio de los bosques y arte imita la naturaleza. Y su estética nace de las
de las selvas por el enriquecimiento y el medro. mismas leyes que componen en aquella concreta
En el curso ritmado de los heptasílabos combina- tarde otoñal, las ramas, el aire limpio, los pájaros,
dos con tetrasílabos, armoniosamente, con la mis- la hojarasca, el árbol marcado y herido por la sie-
ma armonía que el canto de los pájaros en el aire rra. Por eso:
limpio de este viejo planeta, va preparando la
gran clave de la vida y de la poesía, que no es otra Pero nunca
cosa que vida. Poeta, trabajador, ama de casa o ensucies una página
secretario en tu faena recuerda el noble origen de si lo que en ella queda
este papel. No se puede despachar de cualquier no vale al menos tanto
forma ni darle cualquier uso indebido. Poeta, no como unas ramas verdes
puedes escribir lo que te plazca. La belleza es coronando una tarde.
Poética y el hacha, que cayó
De Miguel D’Ors como el héroe vencido
de una antigua epopeya,
Piensa en aquellas ramas que muriendo entregó
verdes que embellecían al bosque un generoso
el vivir, testamento de aroma,
en los pájaros que aquellas ramas fueron
que en ellas apoyaban troceadas, trituradas,
las volutas gozosas convertidas en pasta,
de su canto, hechas papel.
en lo limpio En él
que tenían el aire escribe todo lo
de un rincón de este viejo que quieras: la Poesía,
planeta, como el perfume de
en la hojarasca las rosas, no conoce
con la que cada otoño fronteras.
iban contribuyendo Pero nunca
a la fecundidad ensucies una página
del mundo. si lo que en ella queda
Considera no vale al menos tanto
que el árbol fue marcado, como unas ramas verdes
y herido por la sierra coronando una tarde.
LA VERDAD • 33