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EN PORTADA









                   Fiesta de                                  a fiesta de la Misericordia se celebra
                                                              el segundo domingo de Pascua o Do-
                                                              mingo de la Divina Misericordia. La
                                                              inscribió primero en el calendario li-
                   la Divina                                  túrgico  el  cardenal  Francisco  Ma-

                                                              charski para su Arquidiócesis de Cra-
                                                     L covia (1985) y a continuación algunos
      Misericordia                                   obispos polacos lo hicieron en sus diócesis. A
                                                     petición  del  Episcopado  de  Polonia,  el  Papa
                                                     Juan Pablo II, en 1995, instituyó esta fiesta en
                                                     todas las diócesis de Polonia. El día de la cano-
                                                     nización de Sor Faustina, el 30 de abril de 2000,
                    El segundo Domingo de            el Papa instituyó esta fiesta para toda la Iglesia.
                 Pascua, la Iglesia Católica            La inspiración que condujo a la institución
                                                     de esta fiesta en la Iglesia procedía del deseo
                  celebra el Domingo de la           que Jesús había comunicado a Sor Faustina. Je-
           Divina Misericordia, una fiesta           sús le dijo: “Deseo que el primer domingo des-
                                                     pués de la Pascua de Resurrección sea la Fies-
          que fue instituida por San Juan            ta de la Misericordia. Deseo que la Fiesta de la
               Pablo II y que nos recuerda           Misericordia sea refugio y amparo para todas
                     que Cristo es la fuente         las almas y, especialmente, para los pobres pe-
                                                     cadores. Ese día están abiertas las entrañas de
                          de la Misericordia.        Mi misericordia. Derramo todo un mar de gra-
                                                     cias sobre las almas que se acercan al manan-
                                                     tial de Mi misericordia. El alma que se confiese
                                                     y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón
                                                     total de las culpas y de las penas. En ese día es-
                                                     tán abiertas todas las compuertas divinas a tra-
                                                     vés de las cuales fluyen las gracias. En diversas
                                                     apariciones, el Señor reveló, no sólo cuándo ha-
                                                     bía que celebrarse la fiesta en el calendario li-
                                                     túrgico de la Iglesia, sino también el motivo y el
                                                     propósito  de  su  institución,  cómo  preparar  la
                                                     fiesta, cómo debía ser su celebración y habló
                                                     también de las grandes promesas asociadas con
                                                     la fiesta. La mayor de ellas es la gracia “del per-
                                                     dón total de las culpas y de las penas” relacio-
                                                     nada con la Santa Comunión recibida en este
                                                     día después de una buena confesión (sin tener
                                                     apego al más leve pecado), y vivida en el espíri-
                                                     tu de la devoción a la Divina Misericordia; dicho
                                                     de otro modo, se trata de tener una actitud de
                                                     confianza hacia Dios y de ejercer de forma acti-
                                                     va el amor al prójimo. Esta gracia, como expli-
                                                     ca el Padre profesor Ignacio Różycki, es mayor
                                                     que la indulgencia plenaria. “Consiste sólo en el


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