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LITURGIA









                   ¿FINGIMIENTOS


                     EVANGÉLICOS?



                                                ―
                                ALFREDO LÓPEZ VALLEJOS




                      Sería posible equiparar el Evange-
                      lio de Jesús a un tratado de simula-  Su recomendación se refiere a que los cristianos
                      ciones o a un conjunto de habilida-  hemos de actuar en la normalidad de la vida "al
                      des, trucos y maniobras maquiavé-  contrario" de lo que suelen ser los usos habituales
                      licas para triunfar en la vida, al es-  (Heb 12,22). Bastaría recordar las numerosas ve-
                      tilo de los manuales de crecimiento  ces que aparece esta expresión "al contrario" en
           ¿ personal, tan de moda en tiempos         los evangelios y mucho más su equivalente: "vos-
           no muy lejanos?                            otros, en cambio" Mt.6,6.17), o el enunciado: "no
              Solo alguien bastante desorientado y no muy  ha de ser así entre vosotros" (Mt.10,43) u otras,
           conocedor de la persona y las enseñanzas de Je-  como "Habéis oído que se dijo a los antiguos...
           sús podría interpretar desde ese punto de vista  pues yo os digo" (Mt.5,22.31.34.44).
           de  falsedad  y  fingimiento,  un  versículo  en  el  Jesús no entiende de normas de conducta so-
           Evangelio de san Lucas. Se trata precisamente  cial. Jesús se refiere al Reino de los Cielos, donde
           de una escena en la que Jesús está haciendo la  ciertamente la humildad debe ser la convicción
           apología de la sencillez, la humildad, la discre-  de  nuestra  verdadera  condición,  con  la  plena
           ción y el espíritu de servicio que deben ser un  conciencia de ser pequeños, frágiles y limitados,
           distintivo característico de sus seguidores. La en-  delante de Dios. Donde nuestra verdadera digni-
           señanza de Jesús se da en el contexto de una bo-  dad y motivo de afirmación personal es el de ha-
           da, en la que los invitados se afanan por ocupar  bernos sentido elegidos para participar en este
           los lugares más destacados. La enseñanza de Je-  banquete de su Reino. ¿Que pueden significar to-
           sús dice: "Al contrario, cuando seas convidado,  das las pretendidas grandezas humanas, tenien-
           vete a sentarte en el último puesto, de manera  do como objetivo "llegar a reproducir la imagen
           que  cuando  venga  el  que  te  convidó  te  diga:  de Jesucristo" (Rm.8,29) y "Ser partícipes de su
           "Amigo, sube más arriba, y esto será un gran ho-  misma naturaleza divina" (1 Pe,1,3)
           nor para ti, delante de los que estén contigo a la  Para que nadie se engría en favor de uno con-
           mesa" (Lc.24,10).                          tra otro, ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si
              Jesús; "el que, siendo de condición divina, no  lo has recibido, ¿a qué gloriarte como si no lo hu-
           hizo alarde de su categoría de Dios, sino que se hi-  bieras recibido? Porque pienso que a nosotros,
           zo como uno de tantos, y actuando como un hom-  Dios nos ha asignado el último lugar. Nosotros
           bre cualquiera..." (Fil.2,6-7), no pretende propo-  necios  por  seguir  a  Cristo,  vosotros  sabios  en
           nernos tácticas protocolarias, y menos actitudes  Cristo.  Débiles  nosotros,  pero  llenos  de  gloria.
           de falsos fingimientos, ni trucos para el engrei-  Entonces conoceréis no la palabrería de estos or-
           miento y la jactancia personal. Jesús encuentra en  gullosos, sino su poder, que está en el Reino de
           todas las circunstancias de la vida, referencias y  Dios, en la fuerza de su poder y de su elección. (1
           similitudes para hablarnos del Reino de los cielos.  Cor. 4,6-20). ❏


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