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LECTURAS








                              XXXIII


              DOMINGO DE                     tinieblas,  de  forma  que  ese  día  os



                          TIEMPO             sorprenda  como  un  ladrón;  porque
                                             todos sois hijos de la luz e hijos del
                                             día; no somos de la noche ni de las
                  ORDINARIO                  tinieblas.
                                             Así,  pues,  no  nos  entreguemos  al
                                             sueño como los demás, sino estemos
                                       ―     en vela y vivamos sobriamente.
                                    CICLO A
                                             Evangelio según Mateo 25, 14-30
                                             En aquel tiempo, dijo Jesús a sus dis-
                                             cípulos esta parábola: «Un hombre,
           Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31  al irse de viaje, llamó a sus siervos y
           Una mujer fuerte, ¿quién la hallará?  los  dejó  al  cargo  de  sus  bienes:  a
           Supera en valor a las perlas. Su ma-  uno  le  dejó  cinco  talentos,  a  otro
           rido se fía de ella, pues no le faltan  dos, a otro uno, a cada cual según su
           riquezas. Le trae ganancias, no pér-  capacidad; luego se marchó.
           didas, todos los días de su vida. Bus-  El que recibió cinco talentos fue en-
           ca la lana y el lino y los trabaja con la  seguida a negociar con ellos y ganó
           destreza  de  sus  manos.  Aplica  sus
           manos al huso, con sus dedos sostie-
           ne la rueca. Abre sus manos al nece-  Salmo 127, 1-5                  Grabado de la
           sitado y tiende sus brazos al pobre.                                  “Parábola de
           Engañosa es la gracia, fugaz la her-  /R. Dichosos los que temen al Señor.  los Talentos”.
           mosura; la que teme al Señor mere-
           ce alabanza. Cantadle por el éxito de  Dichoso el que teme al Señor
           su trabajo, que sus obras la alaben  y sigue sus caminos.
           en público.                        Comerás del fruto de tu trabajo,
                                              serás dichoso, te irá bien. R/
           Tesalonicenses 5, 1-6
           En lo referente al tiempo y a las cir-  Tu mujer, como parra fecunda,
           cunstancias,  hermanos,  no  necesi-  en medio de tu casa;
           táis  que  os  escriba,  pues  vosotros  tus hijos, como renuevos de olivo,
           sabéis perfectamente que el Día del  alrededor de tu mesa. R/
           Señor llegará como un ladrón en la
           noche.                             Esta es la bendición del hombre
           Cuando estén diciendo: «paz y segu-  que teme al Señor.
           ridad»,  entonces,  de  improviso,  les  Que el Señor te bendiga desde Sión,
           sobrevendrá la ruina, como los dolo-  que veas la prosperidad de Jerusa-
           res de parto a la que está encinta, y  lén
           no podrán escapar.                 todos los días de tu vida. R/
           Pero vosotros, hermanos, no vivís en


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