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La severidad de los reglamentos de
                                                     los Colegio Mayores no le impedía a
                                                     Javier escapar de noche y respirar
                                                     un poco de libertad por las timbas,
                                                     tabernas y figones, abundantes en
                                                     el barrio Latino. Le gustaba beber,
                                                     jugar a las cartas y, sobre todo,
                                                     cantar. Y así hasta que empezó a
                                                     tratar a Iñigo de Loyola...


                                                     cia. Decidió renunciar al mundo, alistarse en la
                                                     bandera del Rey Eternal y seguir a Iñigo hasta
                                                     formar parte de los siete compañeros fundado-
                                                     res de la Compañía de Jesús. Iñigo había conse-
                                                     guido, como buen alfarero, reconstruir aquella
                                                     masa, la más difícil que había tenido en sus ma-
                                                     nos, según sus mismas palabras, en un instru-
                                                     mento colosal que convirtió un mundo de almas.

                                                     JAVIER ANTE EL PAPA

                                                     Tras intenso apostolado de Javier por Italia, una
                                                     vez aprobada la Compañía de Jesús, el Papa so-
                                                     licita misioneros jesuitas para evangelizar las In-
                                                     dias bajo protectorado portugués. Y es designa-
                                                     do Javier, quien acepta el encargo con extraordi-
                                                     nario entusiasmo. Recibe del Papa la misión de
         JAVIER E IGNACIO                            evangelizar el lejano Oriente, siguiendo las rutas
                                                     portuguesas.
         Un  buen  día  Javier  se  encuentra  con  un  estu-  Se dirigió a Lisboa para embarcar. En la ciu-
         diante guipuzcoano, cojo, recogido y muy piado-  dad  italiana  de  Bolonia,  donde  anteriormente
         so, 16 años mayor que él y contra el cual habían  había evangelizado, el pueblo le dispensó un re-
         luchado sus dos hermanos mayores en las mu-  cibimiento entusiasta. Se encontró y despidió de
         rallas de Pamplona, por lo tanto enemigos políti-  antiguos compañeros de estudios y fatigas. Uno
         cos. Era Iñigo de Loyola. Providencialmente se  de ellos, Fabro, en carta a San Ignacio manifes-
         hospedaron en la misma habitación del Colegio  tó: "¡sabe Dios! que ya con Javier no nos volve-
         Mayor de Santa Bárbara. Mientras. Javier era un  remos a ver en la tierra hasta que nos reunamos
         joven fogoso, de porte distinguido y apuesto, con  para siempre en el cielo".
         anhelos de gloria, queriendo brillar en el mundo.
         Ignacio sólo ambicionaba la gloria de Dios y ser-  LA INDIA Y EL JAPÓN
         vir  a  la  Iglesia.  Javier  rehuía  a  Iñigo,  Iñigo  le
         prestaba dinero y sobre todo se alistaba a sus  Cuatro grandes viajes realizó Javier en tan sólo
         clases cuando ya Javier las daba y le buscaba  once años y medio de apostolado misionero, ade-
         alumnos.  Los  favores  de  Iñigo,  su  constante  más de otros muchos menos importantesDesde
         ejemplaridad y la reiterada pregunta de Ignacio  el puerto de Lisboa a la India. Dela India a las is-
         "¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mun-  las. De la India al Japón. De la India al Japón. En
         do, si pierde su alma?" Por fin Iñigo logró que  total, más de 100.000 Km. de recorrido; es decir,
         Francisco  hiciera  los  "Ejercicios  Espirituales",  dos veces y media la vuelta a la Tierra. Fue el
         guiado por él y quedó transformado por la gra-  apóstol incansable los portugueses con su predi-


                                                                                     LA VERDAD • 25
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