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ORACIÓN











                           CONCÉDEME


                                  MIRARTE



                                                ―
                              TEXTO: SANTIAGO ARELLANO
                          ILUSTRACIÓN: MENCHU LARRAYOZ
                                                         Confiésalo, Señor. Sólo tus fieles
                                                         hoy son esos anónimos tropeles
                                                         que en todo ven una lección de arte.
                        uerida Menchu: Me alegra que
                        vuelvas a situar la escena de la  Miran acá, miran allá, asombrados,
                        muerte de Cristo no en la cima   ángeles, puertas, cúpulas, dorados…
                        del  monte  calvario  sino  en  el  Y no te encuentran por ninguna parte.
                        suelo  empedrado  de  un  pozo
                        que  entre  murallones  de  pie-  Contemplamos a Cristo muerto. La llaga del
           Q dra, vemos elevar hacia el cielo          costado nos lo confirma. A simple vista nos lla-
           el patíbulo en que el Cordero pascual sacrifi-  ma la atención el objeto que circunda los bra-
           cado abre caminos de libertad y de esperanza  zos y el travesaño de la cruz hasta las manos
           a una niña (como tú y como yo) en representa-  sangrantes del Crucificado. Ya he visto que la
           ción de toda la humanidad. Me sigue estreme-  niña mira con ternura compasiva y que su bu-
           ciendo  la  denuncia  que  a  mediados  del  siglo  fanda  signo clave en todos tus dibujos preten-
           pasado hacía el poeta Rafael Alberti en un so-  de aliviar y rodear como con abrazo de madre
           neto de los años cincuenta , en el que a pesar  el sufrimiento de Jesús. Está claro que la niña
           de la honda formación religiosa que recibió de  es consciente de lo que supone para todos nos-
           joven , denuncia que la religión ha quedado re-  otros la muerte redentora de Jesucristo. No va
           ducida a una curiosidad turística y con lengua-  de turista, entra en íntima oración agradecida.
           je hiriente afirma “que ya a muy pocos tu pa-  Sin la cruz de Cristo la humanidad hubiera ca-
           sión redime”.                               recido de ruta y sentido. El hombre es lobo pa-
              Leamos el soneto para que remueve nues-  ra el hombre. Y no existe más que el aquí y aho-
           tras conciencias y nos ayude a comprender el  ra. Gracias Menchu, por recordarnos el miste-
           mensaje que tu dibujo me suscita:           rio de la Cruz.
                                                         Te debo confesar que la bufanda de la niña
              Entro, Señor, en tus iglesias... Dime,   la he querido ver como un códice enrollado del
              si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?  antiguo  y  nuevo  testamento.  Cristo,  Dios  y
              Te lo pregunto por si no sabías          Hombre  verdadero  ha  asumido  libremente  el
              que ya a muy pocos tu pasión redime.     cumplir la voluntad del Padre anunciada en las
                                                       Escrituras para devolver al ser humano mayor
              Respóndeme, Señor, si te deprime         galardón que el concedido en el principio: la
              decirme lo que a nadie le dirías:        dignidad y semejanza primera por la cruz nos
              si entre las sombras de esas naves frías  ha convertido en  hijos de Dios y herederos del
              tu corazón anonadado gime.               cielo. ❏


           34 • LA VERDAD
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