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FAMILIA
VENGA A
NOSOTROS TU tamientos de tipo social, económico, político y
laboral.
REINO En mi opinión, el Reino de Dios es sobre to-
do el firme compromiso de orientar todas
― nuestras acciones con el profundo deseo de
amar y servir a Dios y al prójimo. Se trata de
ROBERT KIMBALL
compartir con los demás el calor del amor de
Dios que hemos experimentado en nuestros
corazones. Todos los miembros de la familia
se verán movidos a compartir con otras fami-
lias el inefable gozo de sentirse amados por
l "Padre Nuestro" es una de las Dios, que sostiene la vida conyugal y familiar
oraciones que más rezamos las fa- en todo momento y circunstancia. Cuando es-
milias cristianas, sea durante la te amor divino se convierte en la base de
misa o en el hogar. A pesar de re- nuestra vida, el Reino de Dios queda firme-
zarla tan a menudo, es muy posi- mente arraigado en el hogar y sus miembros
ble que no reparemos en el signi- se arman de valor para transmitirlo a las per-
E ficado profundo de la frase "Venga sonas de su entorno.
a nosotros tu Reino", que es una ardiente sú- Frente a un mundo asediado por las gue-
plica dirigida a nuestro Padre Dios para que rras y las injusticias, las familias cristianas he-
establezca definitivamente su Reino de "paz y mos de rogar incesantemente a Dios para que
justicia, de vida y verdad" en nuestra sociedad su reino se implante en el mundo y trabajemos
tan azotada por las guerras, el hambre, la po- al máximo para que nuestra sociedad sea ca-
breza, la enfermedad y los constantes enfren- da vez más fraterna y justa. “La vocación del
hombre a la vida eterna no suprime, sino que
refuerza su deber de poner en práctica las
energías y los medios recibidos del Creador
para servir en este mundo a la justicia y la
paz” (Catecismo de la Iglesia Católica núm.
2820). Además, esta tarea de promover la im-
plantación del Reino de Dios debe figurar en
la educación en la fe de los hijos para que pro-
muevan un ambiente de amor, perdón y re-
conciliación en todas sus relaciones con los
demás y así convertirse en constructores com-
prometidos en la construcción del Reino de
Dios. Siempre es necesario tener presente
que por mucho que nos esforcemos, este Rei-
no nunca alcanzará su plenitud en este mun-
do, ya que solo nuestro Señor Jesucristo es ca-
paz de llevarlo a su plenitud al final de los
tiempos. ❏
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