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LITERATURA
ALEIXANDRE
“NO BASTA” II
―
SANTIAGO ARELLANO
i no estuviéramos entre corrien-
tes de pensamiento que reavivan
la antigua creencia de conside- peranza: No basta.
rar la tierra como la diosa pro- La segunda parte comienza con un la-
tectora de la vida, la Madre tie- mento elegíaco estremecedor. Llora sobre
rra o la diosa Gea, (algo nos evo- el mundo porque solo percibe la inmensa
S ca los movimientos ecológicos de ausencia de Dios, paradójicamente ausen-
la Amazonia) podríamos sospechar que es- cia que vigilaba su cuerpo convulso. Solo la
tamos ante un juego brillante de palabras. tierra se presenta como madre acogedora
Pero no. No se trata de un ejercicio de inge- martirizada por su llanto. ¿Acogedora de
nio poético. Para pesar nuestro, Vicente qué? Es descorazonadora la imagen con
Aleixandre expresa con dolorido sentir su que presenta su persona: rindo mi bulto
amarga concepción del destino de la vida (¿Somos un bulto?) y para mayor crueldad
humana: somos hijos de la tierra y a la tie- “sólo en ti me deshago”. Vuelvo a repetir no
rra hemos de retornar. se trata de un juego como se suele decir pa-
Con rotunda brillantez en la forma y níti- ra “Épater le bourgeois” (para asustar a la
da claridad en el fondo contradice las dos burguesía o en nuestro caso desconcertar a
verdades que proclamamos en el credo: creo los creyentes). Manifiesta su concepción de
en la resurrección de la carne y en la vida del la vida y de la muerte y su certeza de que la
mundo futuro. Claro que resuenan en sus tierra se convierte en madre acogedora,
versos el canto al cielo estrellado en una no- presente en las viejas mitologías y en la con-
che serena de Fray Luis de León y aún los pa- cepción panteísta del universo.
sajes de San Juan de la Cruz en los que la be- De todo el poema me sobrecoge el frag-
lleza de la naturaleza se le convierten en tor- mento en que el poeta consciente de que su
pes mensajeros de la divinidad. Aleixandre destino es deshacerse, acogido al regazo
como hombre sensible percibe la belleza en maternal que le sustenta, se alivia contem-
la que estamos inmersos los seres humanos plando el espejismo maravilloso, fuego fa-
sea el cielo estrellado, los paisajes cambian- tuo, invención de su conciencia, de la belle-
tes, los ojos enamorados o el amor en sí mis- za del Universo, que le llevará, sí, con ra-
mo, pero ya no puede verlos como nuncios o zón, a cerrar el poema con su grito “No bas-
mensajeros de esperanza. Son espejismos de ta” pero que por un instante le hace sentir-
la conciencia. Hermosos, pero defraudado- se bajo la mirada de Dios, invitado a una fe-
res. Son escuela de frustración por eso el tí- licidad sin límites.
tulo del poema es como un hachazo a la es- Os he de confesar que en ese momento
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