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EN PORTADA
Cuaresma, a Cuaresma es el tiempo litúrgico de
conversión, que marca la Iglesia para
prepararnos a la gran fiesta de la Pas-
tiempo de cua. Es tiempo para arrepentirnos de
nuestros pecados y de cambiar algo
de nosotros para ser mejores y poder
L vivir más cerca de Cristo. La Cuares-
conversión ma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ce-
niza y termina antes de la Misa de la Cena del
Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiem-
po, sobre todo en la liturgia del domingo, hace-
mos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo
La Cuaresma es un tiempo de verdaderos creyentes que debemos vivir co-
litúrgico de conversión que se mo hijos de Dios.
centra en tres pilares El color litúrgico de este tiempo es el mora-
do que significa luto y penitencia. Es un tiempo
espirituales: la oración, el de reflexión, de penitencia, de conversión espi-
ayuno y la limosna. Durante los ritual; tiempo de preparación al misterio pas-
cual. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cam-
40 días de Cuaresma, se nos biar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cua-
exhorta a la reflexión, a resma como un camino hacia Jesucristo, escu-
realizar actos de caridad y chando la Palabra de Dios, orando, compartien-
do con el prójimo y haciendo obras buenas.
hacer pequeños sacrificios En Cuaresma, aprendemos a conocer y apre-
como modo de preparación ciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos tam-
para la celebración alegre de bién a tomar nuestra cruz con alegría para al-
canzar la gloria de la resurrección.
la resurrección de Cristo el La duración de la Cuaresma está basada en
Domingo de Pascua. el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En
ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio,
de los cuarenta años de la marcha del pueblo
judío por el desierto, de los cuarenta días de
Moisés y de Elías en la montaña, de los cuaren-
ta días que pasó Jesús en el desierto antes de
comenzar su vida pública, de los 400 años que
duró la estancia de los judíos en Egipto.
La práctica de la Cuaresma data desde el si-
glo IV, cuando se da la tendencia a constituirla
en tiempo de penitencia y de renovación para
toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la
abstinencia. Conservada con bastante vigor, al
menos en un principio, en las iglesias de orien-
te, la práctica penitencial de la Cuaresma ha si-
do cada vez más aligerada en occidente, pero
debe observarse un espíritu penitencial y de
conversión. ❏
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