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NO NOS no estén tanto en el acumular cuanto en sem-
brar el bien y compartir.
Durante la Cuaresma estamos llamados a
CANSEMOS DE responder al don de Dios acogiendo su Palabra.
La escucha asidua de la Palabra de Dios nos ha-
ce madurar una docilidad que nos dispone a aco-
HACER EL BIEN ger su obra en nosotros, que hace fecunda nues-
tra vida. Si esto ya es un motivo de alegría, aún
― más grande es la llamada a ser «colaboradores
de Dios», utilizando bien el tiempo presente pa-
PAPA FRANCISCO ra sembrar también nosotros obrando el bien.
DEL MENSAJE PARA LA CUARESMA 2022
Esta llamada a sembrar el bien no tenemos que
verla como un peso, sino como una gracia con la
que el Creador quiere que estemos activamente
unidos a su magnanimidad fecunda.
¿Y la cosecha? ¿Acaso la siembra no se hace
toda con vistas a la cosecha? Claro que sí. El vín-
a Cuaresma es un tiempo favorable culo estrecho entre la siembra y la cosecha lo co-
para la renovación personal y comuni- rrobora el propio san Pablo cuando afirma: «A
taria que nos conduce hacia la Pascua sembrador mezquino, cosecha mezquina; a sem-
de Jesucristo muerto y resucitado. Pa- brador generoso, cosecha generosa». Pero, ¿de
ra nuestro camino cuaresmal nos hará qué cosecha se trata? Un primer fruto del bien
bien reflexionar sobre la exhortación que sembramos lo tenemos en nosotros mismos
L de san Pablo a los gálatas: «No nos y en nuestras relaciones cotidianas, incluso en
cansemos de hacer el bien, porque, si no desfa- los más pequeños gestos de bondad. En Dios no
llecemos, cosecharemos los frutos a su debido se pierde ningún acto de amor, por más pequeño
tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportuni- que sea. Al igual que el árbol se conoce por sus
dad (kairós), hagamos el bien a todos». frutos, una vida llena de obras buenas es lumino-
En este pasaje el Apóstol evoca la imagen de sa y lleva el perfume de Cristo al mundo. Servir a
la siembra y la cosecha, que a Jesús tanto le gus- Dios, liberados del pecado, hace madurar frutos
taba. San Pablo nos habla de un kairós, un tiem- de santificación para la salvación de todos.
po propicio para sembrar el bien con vistas a la En realidad, sólo vemos una pequeña parte
cosecha. ¿Qué es para nosotros este tiempo fa- del fruto de lo que sembramos, ya que según el
vorable? Ciertamente, la Cuaresma es un tiempo proverbio evangélico «uno siembra y otro cose-
favorable, pero también lo es toda nuestra exis- cha». Precisamente sembrando para el bien de
tencia terrena, de la cual la Cuaresma es de al- los demás participamos en la magnanimidad de
guna manera una imagen. Con demasiada fre- Dios. Sembrar el bien para los demás nos libera
cuencia prevalecen en nuestra vida la avidez y la de las estrechas lógicas del beneficio personal y
soberbia, el deseo de tener, de acumular y de da a nuestras acciones el amplio alcance de la
consumir, como muestra la parábola evangélica gratuidad, introduciéndonos en el maravilloso
del hombre necio, que consideraba que su vida horizonte de los designios de Dios.
era segura y feliz porque había acumulado una La resurrección de Cristo anima las esperan-
gran cosecha en sus graneros. La Cuaresma nos zas terrenas con la «gran esperanza» de la vida
invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, eterna e introduce ya en el tiempo presente la se-
para que la verdad y la belleza de nuestra vida milla de la salvación. Frente a la amarga desilu-
no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, sión por tantos sueños rotos, frente a la preocu-
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