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FAMILIA
LA CULTURA DEL
ENGAÑO ro de ellos se resignan, aceptando lo que más
les parece verosímil, aunque sea totalmente
―
falso. Por otra parte, las noticias de impacto o
ROBERT KIMBALL de carácter sensacionalista son las que más
atraen la atención de las personas que consu-
men esta clase de noticias. Un problema añadi-
do es el relativismo, denunciado en repetidas
ocasiones por los papas y los obispos, que sos-
or medio de estos artículos, he- tiene que la verdad absoluta no existe, sino que
mos denunciado una cultura don- cada uno construye su propia verdad, según le
de predominan valores como el convenga. O sea, que cada persona tiene su
dinero, el placer, la fama y el po- propia verdad que no admite ninguna discu-
der. Ahora podemos añadir un sión.
nuevo elemento a dicha lista, que A las familias cristianas nos corresponde
P es el engaño. Debido a algunos ser los primeros y más comprometidos defen-
medios de comunicación, redes sociales e “in- sores de la Verdad absoluta, que es Jesucristo y
fluencers” de moda, la difusión de falsedades, Sus enseñanzas. Esta gran responsabilidad nos
la tergiversación, la descalificación, y las me- obliga a buscar siempre la realidad objetiva
dias verdades se han convertido en un nuevo que está detrás de cada acontecimiento. Por
instrumento para sembrar la duda, fomentar la otra parte, resulta totalmente inadmisible que
confusión y, en definitiva, manipular la opinión participemos en una cadena de chismorreo que
pública. Ante un sinfín de declaraciones sesga- descalifique a determinadas personas, simple-
das difundidas en nuestra sociedad, muchas mente porque algún medio de comunicación,
personas han perdido la capacidad de distin- red social o “influencer” lo diga. Hay que saber
guir entre la verdad y la mentira y buen núme- distinguir bien entre aquello que es una infor-
mación basada en datos objetivos y una simple
opinión, que puede ser cuestionada.
Finalmente, los padres cristianos hemos de
inculcar a los hijos la sed de buscar la verdad
por mucho esfuerzo que conlleve. También es
preciso que sepamos defender la verdad de
nuestra fe y de la Iglesia, frente a ataques furi-
bundos desde sectores que son hostiles a nues-
tras creencias cristianas. Los hijos tampoco de-
ben dejarse arrastrar por las informaciones fal-
sas que circulan por los medios de comunica-
ción y redes sociales e incluso convertirse en
transmisores de las mismas. Deben desarrollar
su capacidad de practicar el “pensamiento críti-
co” que ponga en tela de juicio todas aquellas in-
formaciones que no estén respaldadas por datos
que pueden ser comprobados adecuadamente. ❏
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