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EDUCACIÓN
“PERO, ¿NO VES so el joven interlocutor.
- Ah. Pero esto... ¿entra en el examen?, repu-
- Pues sí. Es que lo que no se valúa, se deva-
QUE NO QUEREMOS lúa. El buen mozo, entonces, se incorporó rauda-
PENSAR?”... mente en su silla y, de modo un tanto maquinal,
todo hay que decirlo, tomó el bolígrafo como pa-
ra tomar notas, cosa que no había hecho hasta el
― momento.
Pensar, reflexionar, cuesta, no vamos a ne-
ANDRÉS JIMÉNEZ ABAD
garlo. Pero si pretendemos educar no podemos
renunciar a enseñar a pensar con rigor. De nin-
gún modo basta con “sentir” o “reaccionar” an-
te los estímulos que llegan del exterior, depen-
der de los propios estados de ánimo o de ins-
uando un educador, tanto si se tra- tancias controladoras que actúan sobre nos-
ta de los padres como de los maes- otros, como ocurre, por ejemplo, con la publici-
tros, se propone enseñar a pensar dad o con muchas series y películas.
a un niño o a un joven, tiene que Se trata precisamente de enseñar a niños y
asumir que, por desgracia, pensar jóvenes a pensar por sí mismos, con suficiente
no está de moda. Para muchos es rigor, con criterios consistentes. Si uno no pien-
C preferible seguir a la mayoría, tra- sa, no decide y no actúa por uno mismo, acaba
garse eslóganes sin ningún espíritu crítico o, ocurriendo que serán otros lo que piensen, de-
simplemente, inclinarse por lo que más apete- cidan y actúen en lugar de uno. Pero pensar -in-
ce. sistimos- es mucho más que sentir u opinar. Re-
Hace algunos años, durante una sesión de quiere rigor, método y esfuerzo por dar con la
clase en 4º de ESO, desarrollando la asignatura verdad y atenerse a ella.
de Ética, intentaba despertar el interés de mis Si sabemos lo que las cosas son, cuáles son
alumnos planteándoles algunas preguntas acer- sus causas y sus consecuencias, podremos ate-
ca del sentido de la vida. Recuerdo que intenta- nernos a ellas. No es lo mismo, por ejemplo,
ba hacerlo de manera un tanto apasionada. En que un alimento esté intoxicado o que sea per-
esto, uno de los chicos levantó la mano desde el fectamente sano, que tal persona en la que con-
fondo del aula, de manera un tanto indolente: fío me sea leal o no. De lo que sabemos depen-
- No te esfuerces... ¿no ves que no quere- de nuestro modo de vivir en todos los órdenes,
mos pensar? no sólo en el teórico, porque la verdad es tam-
Reconozco que me bloqueé un poco. Afortu- bién fuente de sentido y de orientación para la
nadamente, otra voz, de una de sus compañe- vida.
ras, vino en mi ayuda: A pesar del relativismo y de la superficiali-
- Oye. Habla por ti. dad que a menudo nos rodean, todos aspiramos
La cosa se ponía interesante… agradecí la a conocer la verdad, aunque no siempre la al-
valiente réplica, pero decidí cortar por lo sano: cancemos, estemos dispuestos a aceptarla y se-
- Pues lo siento, pero pensar no es opcional. guirla, o sea costoso buscarla con el tesón sufi-
Si se renuncia a pensar, se renuncia a ser libre. ciente. No podemos vivir sin la verdad. Y así lo
Ahora bien, conviene hacerlo correctamente, y confirma el hecho de que, como decía San
eso no se improvisa. Además, esto luego reper- Agustín, “a veces nos gusta engañar, pero a
cute en el examen... ninguno nos gusta ser engañados”. ❏
40 • LA VERDAD