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EDUCACIÓN
AHOGADOS EN LA
SUPERFICIE pias decisiones y elecciones en la deliberación y
en la prudencia.
Un experto en comunicación enseñaba a sus
― alumnos de periodismo: “Noticia es aquello que
ANDRÉS JIMÉNEZ ABAD nos hace exclamar: ¡Atiza!”. Y así recibimos
mensajes contundentes pero sin consistencia,
calificativos manipuladores, eslóganes persuasi-
vos, imágenes seductoras, fake news... A menu-
ducar en la reflexión se hace absolu- do ni siquiera se atienen a la realidad y se cae en
tamente esencial y urgente en cir- la manipulación más grosera. Pero no da tiempo
cunstancias como las nuestras, en las a pensar. Se introducen ritmos frenéticos al in-
que todo alrededor arrastra a muchos formar, al narrar, al opinar; hay que cambiar en-
niños y jóvenes, desde los primeros seguida, entretener para no aburrir y que no se
años, a vivir fuera de sí, enganchados nos vaya la audiencia a otro canal.
E a los dispositivos, dispersos, atolon- Y así, palabras, noticias, encuestas, imáge-
drados, presos de frustraciones que son incapa- nes impactantes golpean nuestra mente y nues-
ces de asumir y superar. tros sentidos con un ritmo trepidante. Los me-
Televisión, Internet y redes sociales, series, dios de comunicación bombardean y aturden la
videojuegos, publicidad, consumismo… influyen percepción de las audiencias con titulares sen-
seguramente más que todos los colegios y uni- sacionalistas, hechos morbosos, juicios precipi-
versidades juntos, arrastran sin oposición algu- tados y provocadores.
na hacia la superficialidad. Vivimos en gran me- Sin embargo no es bueno dejarse llevar de la
dida de impresiones, sensaciones, impulsos verborrea de imágenes y palabras que bombar-
emocionales. Y por eso la inestabilidad y la su- dean las conciencias sin dejar tiempo para pa-
perficialidad caracterizan a menudo nuestras vi- rarse a reflexionar, para separar el grano de la
das. Detrás de la superficialidad viene la frivoli- paja, la apariencia de la realidad.
dad y detrás de ésta la debilidad del carácter, la Superficialidad e inestabilidad empobrecen
blandura de la voluntad, la vanidad, la incons- al ser humano. Atrofian la vida racional e indu-
tancia, la incapacitación para el compromiso y el cen a comportarse como un animal que se mue-
esfuerzo mantenido, el empobrecimiento vital. ve sólo por apetitos y reflejos sensoriales. De-
Niños, jóvenes y adultos acaban ahogados en la vastan nuestra vida si carecemos de formación y
superficie por no pararse a reflexionar. del hábito de la reflexión, que aporta prudencia
Ser reflexivo es profundizar en el ser de las y equilibrio a nuestros comportamientos.
cosas, en su valor y en su sentido. Es conocerse Una persona superficial no profundiza porque
y conocer a los demás, observar, escuchar, acon- no reflexiona. No discierne entre opiniones, se de-
sejar y dejarse aconsejar. Es respetar a las per- ja llevar por simpatías y antipatías, o por intere-
sonas pero ser crítico con sus opiniones, porque ses. En la mayoría de los casos se plagia o se imi-
ni todo es opinable ni todas las opiniones son ta lo que se lleva, esa moda que goza de un éxito
igualmente valiosas. aparente y llamativo. El superficial olvida que la
Por ello es preciso buscar, más allá de las moda es lo primero en pasar de moda y que los
apariencias, las verdaderas causas de los acon- triunfos arrolladores son los que antes se desva-
tecimientos, ponderar su contenido y su alcance, necen. Es una vieja historia. La intrascendencia
valorar sus consecuencias, asentar nuestras pro- es poco original. ❏
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