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FAMILIA

“TODO PERTENECE

AL AMOR”

―
ROBERT KIMBALL

on motivo del cuarto centenario
de la muerte de san Francisco de
Sales, el Papa Francisco ha es-
crito una Carta Apostólica con el
título “Todo pertenece al amor”
cuya lectura os recomiendo. El
C Papa nos invita a releer el legado
de este gran santo, modelo de todas las virtu-
des, para afrontar los nuevos retos que se nos
presentan actualmente y aprovechar todas las
oportunidades posibles para anunciar el evan-
gelio a todos los alejados de la fe. Se trata de
un escrito muy breve, pero profundo, donde el miembro de la familia nos conduce nueva-
Papa afirma que “también nos espera como ta- mente a la fuente de la alegría. En efecto, el
rea esencial para este cambio de época: una gran riesgo del mundo actual, con su múltiple
Iglesia no autorreferencial, capaz de habitar y abrumadora oferta de consumo, es una tris-
el mundo, de compartir, escuchar y acoger. teza individualista que brota del corazón có-
Hemos de apartarnos de la preocupación ex- modo y avaro, de la búsqueda enfermiza de
cesiva por nosotros mismos, por las estructu- placeres superficiales, de la conciencia aisla-
ras, por la imagen social, y a preguntarnos da. Cuando la vida interior se clausura en los
más bien cuáles son las necesidades concretas propios intereses, ya que no hay espacio para
y las esperanzas espirituales de nuestro pue- los demás, ya no entran los pobres, ya no se
blo”. escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce
Haciendo referencia a los escritos de san alegría de su amor, no palpita el entusiasmo
Francisco de Sales, el Papa Franciso nos re- por hacer el bien. Los creyentes también co-
cuerda que la base de toda acción social debe rren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos
ser el amor de Dios derramado en nuestros caen en él y se convierten en seres resentidos,
corazones: “En el corazón y por medio del co- quejosos, sin vida”.
razón es donde se realiza ese sutil e intenso Estas palabras tan acertadas y oportunas
proceso unitario en virtud del cual el hombre del Papa Francisco deben resonar en las men-
reconoce a Dios y, al mismo tiempo, a sí mis- tes y corazones de todos los padres cristianos
mo, su propio origen y profundidad, su propia para que demos un buen testimonio cristiano a
realización en la llamada al amor. Este descu- los hijos mediante nuestras obras y palabras. ❏
brimiento del amor divino que anida en cada

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