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EN PORTADA









                                GENERAR               todo el mundo una llamada a la esperanza cristia-
                                                      na arraigada en el deseo profundo de una vida en
                                                      plenitud: «Invito a la esperanza, que “nos habla
                            ESPERANZA                 de una realidad que está enraizada en lo profun-
                                                      do  del  ser  humano,  independientemente  de  las
                                                      circunstancias concretas y los condicionamientos
                                                ―
                                                      históricos en que vive. Nos habla de una sed, de
                    MENSAJE DE LOS OBISPOS DE LA COMISIÓN   una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida
                       EPISCOPAL PARA LA VIDA CONSAGRADA  lograda, de un querer tocar lo grande, lo que lle-
                                                      na el corazón y eleva el espíritu hacia cosas gran-
                                                      des, como la verdad, la bondad y la belleza, la jus-
                     ara quienes tratamos de vivir con los  ticia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe
                     ojos  abiertos  ante  la  realidad  que  mirar más allá de la comodidad personal, de las
                     nos circunda y de la que formamos  pequeñas seguridades y compensaciones que es-
                     parte, no es difícil encontrar motivos  trechan el horizonte, para abrirse a grandes idea-
                     para la tristeza y la desazón: amane-  les que hacen la vida más bella y digna”. Camine-
                     cemos cada día con noticias de vio-  mos en esperanza» (Fratelli tutti, 55).
           P lencia,  injusticia,  egoísmo,  exclu-      Leídas a la luz de la Jornada Pro Orantibus
           sión, pobreza y sinsentido. También a una escala  2023,  estas  palabras  vibrantes  del  mensaje  de
           más personal, al mirar con sinceridad nuestro in-  Francisco a los jóvenes cubanos —recogidas años
           terior y el conjunto de nuestras relaciones, nos to-  después  en  la  encíclica  Fratelli  tutti—  pueden
           pamos con heridas y sinsabores que pueden ir su-  ayudarnos a reconocer, celebrar y orar por aque-
           miéndonos poco a poco en un desaliento parali-  llos hermanos y hermanas que, abrazando la vida
           zante. Existen, además, dinamismos sociales y ac-  contemplativa, alientan nuestra esperanza y la re-
           titudes individuales que fomentan nuestra rendi-  quieren. En su luminoso horizonte está «generar
           ción desesperada ante el avance de las tinieblas,  esperanza». Por una parte, ellos y ellas, al renun-
           formas de vida que nos hacen creer que esta rea-  ciar al espíritu mundano y entregar radicalmente
           lidad sombría es la única o la más poderosa, aque-  la vida «a querer tocar lo grande […], la verdad,
           lla  que  termina  por  imponerse  cuando  decaen  la bondad y la belleza, la justicia y el amor», se
           nuestras mejores intenciones.              convierten en parábola de la esperanza última pa-
              Normalmente,  esta  percepción  amarga  se  ra la Iglesia y para toda la humanidad.
           agudiza a medida que avanzamos en años y en ex-  Desde su vocación particular, los contemplati-
           periencia, pero en nuestros tiempos parece haber  vos encarnan y dan a conocer esa esperanza que,
           contagiado incluso a los más jóvenes, entre quie-  más  allá  de  optimismos  y  pesimismos,  asienta
           nes también se detectan altas dosis de desmorali-  nuestra historia en lo más profundo de la reali-
           zación y abatimiento, e incluso un preocupante  dad, en el corazón de Dios Trinidad que ha crea-
           aumento de suicidios. Precisamente a ellos, a los  do este mundo por pura liberalidad, lo acompaña
           jóvenes, se dirige con frecuencia el papa Francis-  con suave providencia, lo salva a través de la en-
           co para instarlos vivamente a la esperanza, que  trega amorosa de Jesucristo, lo ilumina y alimen-
           despierta en nosotros cuando somos capaces de  ta por medio de la Iglesia y lo recreará al final de
           mirar la realidad más allá de la hojarasca de la  los tiempos en la gloria de los santos. La esperan-
           historia, en su raíz primera y su horizonte último,  za que brota de la fe en la realidad última de Dios
           que son los de Dios.                       se hace carne cotidiana en cada convento y mo-
              Así, por ejemplo, en su viaje apostólico a Cu-  nasterio, allí donde se cultivan la oración y la ce-
           ba, en 2015, el papa habló de esta manera a los  lebración que abren a la hermosura de la Trini-
           jóvenes que tenía delante, para hacer resonar en  dad; la fraternidad y la reconciliación, que gene-


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