Page 38 - Laverdad_4328
P. 38

LITURGIA









                             NOSOTROS                 desde que el famoso teórico pronosticador, ideó-
                                                         Llevamos transcurrido casi un tercio de siglo

                                                      logo  y  sociólogo  de  la  universidad  de  Harvard,
                      ESPERÁBAMOS                     Francis Fukuyama, tras la caída del muro de Ber-
                                                      lín y el aparente triunfo del capitalismo, pronosti-
                                                      case el año 1992, en su famosa obra "El fin de la
                                                ―
                                                      Historia", que después de aquel sonado fracaso
                                ALFREDO LÓPEZ VALLEJOS  como proyecto social, así como el de otras formas
                                                      de totalitarismo que también han ido demostran-
                                                      do su fragilidad, sólo un estilo democrático globa-
                                                      lizado sería capaz de alcanzar un mundo libre de
                   a desconsolada expresión que brota de  contradicciones, y se podría, al final, conseguir
                   labios de los dos discípulos que, en el  una  estabilidad  y  bienestar  capaces  de  perpe-
                   mismo día de la resurrección del Señor,  tuarse indefinidamente. Nuevas utopías para una
                   se alejan de Jerusalén, en dirección ha-  nueva decepción y renovadas desesperanzas.
                   cia Emaús, manifiesta toda su profunda  ¿Feé  posible  devolver  la  esperanza  trascen-
                   tristeza, decepción y desengaño: "Nos-  dente a los discípulos de Emaús? ¿Será posible
           L otros esperábamos" (Lc.24,21). Expre-    hacer recuperar la esperanza en la historia a los
           sa un inmenso abatimiento, junto a una carga de  hombres desencantados de nuestro tiempo?
           desilusión  y  total  desesperanza.  "Esperábamos"  Fue Santo Tomás Moro (1478-1535), pensa-
           significa que ya no estamos dispuestos a dejarnos  dor,  estadista,  teólogo  y  humanista  inglés,  que
           convencer por más ensueños y fantasías por fasci-  desempeñó importantes cargos políticos llegando
           nantes que se nos propongan. "Lo de Jesús de Na-  a ser canciller del rey Enrique VIII. Acabo sus dí-
           zaret, que fue un profeta poderoso en obras y pa-  as acusado de alta traición, por negarse a reco-
           labras, cómo nuestros magistrados lo condenaron  nocer al propio rey como suprema autoridad de la
           a muerte y lo crucificaron, llevamos ya tres días  Iglesia, en el caso de su pretendido divorcio de su
           desde que todo esto sucedió" (20). "El caso es que  primera  esposa,  Catalina  de  Aragón.  Fue  este
           algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobre-  santo quien acuñó por vez primera, en el siglo
           saltado porque fueron de madrugada al sepulcro y,  XVI, la voz "utopía", en una obra del mismo título,
           al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que él vi-  en la que imaginó una isla ficticia en la que se lle-
           vía, pero a él no lo vieron" (22-24).      vaba a cabo el ideal de sociedad perfecta y justa,
              Así lo narra el evangelio de san Lucas. Ocurrió  en la que todo transcurre en armonía y sin con-
           hace ya dos mil años. Algo semejante ha ocurrido  flicto. Toda una utopía en el más auténtico senti-
           a lo largo de toda la historia y también en nues-  do etimológico: "en ningún lugar".
           tros  tiempos.  Después  de  las  últimas  guerras  Mientras nuestra ensoñada ilusión y nuestra
           mundiales, habíamos alcanzado, a finales del pa-  esperanza esté circunscrita a ideologías de reali-
           sado siglo XX, un período de distensión y prospe-  dades materiales propias de nuestra mundanidad
           ridad; nos habíamos ilusionado con la idea de que  histórica, estaremos destinados a comprobar el
           el progreso tecnológico sería la gran panacea so-  ocaso progresivo de cada una de ellas. Sin em-
           ñada para el mundo. Más aún, nos habíamos lle-  bargo, la esperanza prometida y destinada a los
           gado a creer que las nuevas ideologías, la robóti-  testigos de la Emaús, no era sólo para tres días.
           ca y la inteligencia artificial conseguirían la aboli-  Habían sido elegidos para ser testigos de una es-
           ción del sufrimiento y la consecución de las más  peranza trascendente y eterna. Porque la espe-
           altas aspiraciones humanas de igualdad, prospe-  ranza  cristiana  es  la  experiencia  del  Espíritu  y
           ridad, libertad y felicidad, que no consiguió en su  que ha quedado anticipada y acreditada por la
           tiempo la Revolución Francesa.             resurrección del Señor. ❏


           38 • LA VERDAD
   33   34   35   36   37   38   39   40   41   42   43