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LECTURAS








                    SANTÍSIMO


                      CUREPO Y               1 Corintios 10, 16-17


                                             Hermanos:  El  cáliz  de  la  bendición
                   SANGRE DE                 que bendecimos, ¿no es comunión de
                                             la sangre de Cristo? Y el pan que par-
                            CRISTO           timos, ¿no es comunión del cuerpo de
                                             Cristo?
                                             Porque el pan es uno, nosotros, siendo
                                             muchos,  formamos  un  solo  cuerpo,
                                             pues todos comemos del mismo pan.
                                       ―
                                    CICLO A


                                             Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20

                                             /R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

           Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a      Glorifica al Señor, Jerusalén;
                                             alaba a tu Dios, Sión.
           Moisés habló al pueblo diciendo: Re-  Que  ha  reforzado  los  cerrojos  de  tus
           cuerda todo el camino que el Señor,  puertas,
           tu  Dios,  te  ha  hecho  recorrer  estos  y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
           cuarenta  años  por  el  desierto,  para  R/
           afligirte, para probarte y conocer lo
           que  hay  en  tu  corazón:  si  observas  Ha puesto paz en tus fronteras,
           sus preceptos o no.               te sacia con flor de harina.
           Él te afligió, haciéndote pasar ham-  Él envía su mensaje a la tierra,
           bre, y después te alimentó con el ma-  y su palabra corre veloz. R/
           ná, que tú no conocías ni conocieron
           tus  padres,  para  hacerte  reconocer  Anuncia su palabra a Jacob,
           que no solo de pan vive el hombre, si-  sus decretos y mandatos a Israel;
           no que vive de todo cuanto sale de la  con ninguna nación obró así,
           boca de Dios.                     ni les dio a conocer sus mandatos. R/  “El Triunfo de
           No olvides al Señor, tu Dios, que te                                 la Fe y la
           sacó de la tierra de Egipto, de la casa                              Eucaristía” de
           de  esclavitud,  que  te  hizo  recorrer                             Bartolomé
           aquel  desierto  inmenso  y  terrible,  Evangelio según San Juan 6, 51-58  Esteban
           con serpientes abrasadoras y alacra-                                 Murillo.
           nes,  un  sequedal  sin  una  gota  de  En aquel tiempo, dijo Jesús a la gen-
           agua, que sacó agua para ti de una  te: «Yo soy el pan vivo que ha bajado
           roca de pedernal; que te alimentó en  del cielo; el que coma de este pan vi-
           el desierto con un maná que no cono-  virá para siempre. Y el pan que yo
           cían tus padres.                  daré  es  mi  carne  por  la  vida  del


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