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LITURGIA





                         DIVINIDAD Y                  (Jn.14,6-7). "El que me ha visto a mí, ha visto al
                                                      Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre ¿No
                                                      creéis que yo estoy en el Padre y el Padre está en
                  HUMANIDAD DE                        mí? Las palabras que yo os digo, no las digo por
                                                      mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el
                 JESÚS, EL CRISTO                     que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Pa-
                                                      dre y el Padre está en mí" (Jn.14,9-11). "Si alguno
                                                      me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le ama-
                                                ―     rá y vendremos a él, y haremos morada en él. Y la
                                                      palabra que escucháis no es mía, sino del Padre
                                ALFREDO LÓPEZ VALLEJOS
                                                      que me ha enviado" (Jn.14,23-24). "Si me amarais,
                                                      os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el
                                                      Padre es más grande que yo." (Jn.14,28).
                    ncontramos a lo largo del Nuevo Tes-  En cuanto a los textos donde aparece su huma-
                    tamento infinidad de textos que nos  nidad, comprensión, cercanía, misericordia, sensi-
                    ponen  de  manifiesto  la  divinidad  de  bilidad, ternura y afecto no son menores. Encon-
                    Jesús, así como otros tantos que nos  tramos a Jesús en escenas de especial sintonía con
                    expresan su humanidad. Por detallar  el sufrimiento humano, en muchos de sus milagros:
                    tan solo algunos, su divinidad aparece  como el del paralítico de la piscina de Siloé (Jn.5,1-
           E en  muchas  de  sus  enseñanzas:  “Si    16), el ciego de nacimiento (Jn.9,1-41), el de la viu-
           Dios fuera vuestro padre, me amaríais a mí, por-  da de Naín, (Lc.7,11-17), en el caso de la pecadora
           que yo salí de Dios y aquí estoy. Pues no he veni-  pública (Jn-8.1-11), así como otras muchas páginas
           do por mi cuenta, sino que él me envió” (Jn.8,42).  de los evangelios: "Jesús en el pozo de Samaría
           Jesús contestó: "Si yo me glorificara a mí mismo,  cansado del camino, estaba sentado junto al ma-
           mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es  nantial" (Jn.5,4-42), o el episodio fascinante y alen-
           mi  Padre,  de  quien  vosotros  decís:  es  nuestro  tador de ver a Jesús compartiendo el dolor de la fa-
           Dios, aunque no le conocéis. Yo sí lo conozco y si  milia de Lázaro (Jn. 11,1-45) la confianza y el vela-
           dijera no lo conozco, sería, como vosotros, un em-  do reproche de las dos hermana: "Señor, si hubie-
           bustero; yo guardo su palabra". “Le replicaron los  ras estado aquí, no habría muerto mi hermano", Je-
           judíos: Nosotros tenemos un solo padre: Dios. Yo  sús, viéndola llorar y viendo llorar a los judíos que
           estoy con el Padre que me ha enviado. Ellos le  la acompañaban sollozó muy conmovido, Se echó a
           preguntan: ¿Dónde está tu padre?, Jesús contes-  llorar  hasta  el  punto  que  comentaban  los  judíos
           tó: si me conocierais a mí, conoceríais también a  que  estaban  con  ella  consolándola:  "¡Cuánto  le
           mi  Padre" (Jn.8,15-20).  "Le  dijeron  los  judíos  quería!". Porque, a veces, podemos tener una ima-
           ¿Eres  tú  acaso  más  grande  que  nuestro  padre  gen distorsionada de los judíos, como si todos ellos
           Abrahán, que murió? También los profetas murie-  fueran ruines e insensibles, cuando encontramos
           ron. ¿Por quién te tienes a tí mismo?" Jesús con-  incluso entre los miembros del mismo Sanedrín, a
           testó: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria  personas íntegras, honestas y leales como Nicode-
           no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica,  mo (Jn.2,1-2). O esas otras páginas de los evange-
           de quien vosotros decís: Él es nuestro Dios, y sin  lios donde se nos presenta a un Jesús muy seme-
           embargo no le conocéis. Yo sí que le conozco y  jante a nosotros: "Jesús después de haber ayunado
           guardo su Palabra" (Jn.8,52-55). "Yo y el Padre so-  en las tentaciones del desierto, al final sintió ham-
           mos uno”. “Yo soy Hijo de Dios. Si no hago las  bre" (Mt,4,2; Lc.4,2). Como en otra ocasión, al salir
           obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago,  de Betania y encontrar la higuera estéril, según na-
           aunque a mí no me creáis, creed por las obras, así  rra el evangelista Marcos (11,12).
           sabréis y conoceréis  que el Padre está en mí y yo  Así es y así se manifiesta Jesús. Enteramente
           en el Padre” (Jn.10,30-38). “Yo soy el Camino y la  hombre  como  nosotros  excepto  en  el  pecado
           Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si  (Heb.4,15).  Plenamente  Dios,  de  cuya  divinidad
           me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre"  nos quiso hacer partícipes. ❏


           38 • LA VERDAD
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