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FAMILIA
HIPERSEXUALIZACIÓN
DE LAS NIÑAS atractivo o comportamiento sexual.
2) El aspecto físico se equipara con ser
―
atractivo.
ROBERT KIMBALL 3) La persona, aunque sea una niña, es re-
presentada como un mero objeto y no como un
ser con su propia dignidad y libertad de acción
y decisión.
o deben pasar inadvertidas las 4) Y se atribuye la sexualidad a un ser que
evidentes contradicciones que por su edad (una niña) es totalmente inapropia-
manifiesta un sector de la socie- da y explotada.
dad que presume de velar por la En una sociedad consumista donde predo-
defensa a ultranza de la mujer, minan el materialismo, el individualismo y el
sobre todo en lo referente al aco- hedonismo (el placer por el placer), no nos de-
N so y mal trato sexual, por una be sorprender que las niñas sean víctimas ino-
parte; y el silencio total frente a la explotación centes de la explotación publicitaria. Por otra
de esa misma mujer en la publicidad y las redes parte, esta hipersexualización de las niñas pue-
sociales, por otra parte. Una de las novedades de dar lugar a un mayor culto al cuerpo que he-
más preocupantes es precisamente la hiperse- mos denunciado en artículos anteriores. Mu-
xualización de las niñas en las redes sociales y chas niñas se sienten impulsadas a comparar
campañas publicitarias. ¿En qué consiste esta su apariencia física con la de otras niñas y com-
hipersexualización infantil, y de manera espe- petir con ellas para alcanzar el mayor atractivo
cial, de las niñas? Se caracteriza por: físico. Esta obsesión por el aspecto físico puede
1) El valor de la persona se reduce a su dar lugar a comportamientos muy dañinos pa-
ra las niñas, como es la bulimia. Además, se ha
detectado un considerable incremento de los
sentimientos de depresión y hasta de suicidio
en las adolescentes de entre 10 y 19 años, y
existe una fuerte sospecha por parte de los ex-
pertos de que las redes sociales son una de las
principales causas del mal estado mental de
muchas adolescentes.
Es preciso que los padres cristianos enseñe-
mos a nuestras hijas a valorar otros aspectos su-
yos al margen de lo puramente físico, como son
la práctica de las virtudes y valores cristianos.
Lamentablemente, vivimos en una sociedad
donde la imagen prevalece sobre el diálogo ra-
zonado acerca de otros rasgos personales que
producen una mayor satisfacción en las niñas,
frente a las meras apariencias que dan una feli-
cidad engañosa que resulta más intensa pero
menos duradera. ❏
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