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LITERATURA
EL AMOR ES LA
INCLINACIÓN DEL
ALMA Y LA FUERZA
Y VIRTUD PARA IR A
DIOS
― —Yo te lo diré, señor, aunque me cueste la vida,
SANTIAGO ARELLANO porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía
que mentira no dijese, que era grande villanía:
por tanto, pregunta, rey, que la verdad te diría.
ueridos amigos, a estas altu- —Yo te agradezco, Abenámar, aquesa tu cortesía.
ras de mis achaques he teni- ¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían!
do el regalo de pasar tres dí- Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía:
as en Granada. A qué viene —Si tú quisieses, Granada, contigo me casaría;
ese alarde si bien saben mis daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla.
conocidos el asombro que —Casada soy, rey don Juan,
Q siempre ha desperado en mí casada soy, que no viuda;
la ciudad del Darro y del Genil. Es verdad, el moro que a mí me tiene
ocasión que se me ha brindado no la he per- muy grande bien me quería.
dido en admirar sus paisajes, sus monumen-
tos y rendir pleitesía, en su imponente Cate- ¿Se puede ponderar mejor la belleza de
dral, a los Reyes Católicos, sin duda los ha- esta ciudad? Sí, en agudeza y brevedad, co-
cedores de la España, de nuestro Siglo de mo con intuición genial cantó Francisco de
Oro y hasta de nuestra imperial Hispanidad. Icaza: “Dale limosna, mujer, que no hay en
De la misma manera que entre sus monu- la vida nada, como la pena de ser, ciego en
mentos y calles me acompasan aún hoy los Granada”.
versos de Abenamar, moro de la morería y Si cuento esta aventura en La Verdad es
siento el escalofrío de sus ponderaciones. Pa- porque por fin he pagado la deuda afectiva
rodiaré el dicho “Qué París, Granada bien va- que tenía con Granada nada menos que pa-
lía una misa” y para Isabel, su reconquista. ra encontrarme con sentimiento contempla-
tivo con San Juan de la Cruz. Sí “a zaga de
ROMANCE DE ABENÁMAR tu huella”, las que todavía se pueden en-
—¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería, contrar en los restos que quedan del Car-
el día que tú naciste grandes señales había! melo reformado en el monte de los mártires
Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida, que en otro número os contaré. San Juan
moro que en tal signo nace no debe decir mentira. fue prior de 1581 a 1588. Además de Visita-
Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que diría: dor de Andalucía hasta morir en Baena el
30 • LA VERDAD