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LITURGIA









              TÚ PIENSAS COMO


              LOS HOMBRES, NO



                           COMO DIOS


                                                ―
                                ALFREDO LÓPEZ VALLEJOS






                     l  merecido  elogio  que  hace  Jesús
                     de Pedro en el episodio evangélico
                     cuando  pregunta  a  sus  discípulos
                     sobre la opinión que la gente tiene
                     sobre  Él,  ante  la  excepcional  res-
                     puesta del apóstol: "Bienaventura-
           E da eres Simón, hijo de Jonás, por-
           que esto no te lo ha revelado ni la carne, ni la
           sangre, sino mi Padre que está en los cielos"
           (Mt.16.17),  contrasta  absolutamente  con  la
           descalificación  que  hace  del  mismo  Pedro,
           cuando, a renglón seguido y en el mismo capí-
           tulo, este mismo apóstol, quizá un poco crecido
           y demasiado seguro de sí mismo, por el ante-
           rior enaltecimiento, pretende disuadir a Jesús y
           ponerse  a  su  proyecto  salvador:  "De  ningún  cosas, la que se nos descubre desde el proyec-
           modo te sucederá eso" (16,22).             to y la voluntad de Dios; que no siempre coin-
              "Ponte  detrás  de  mí,  Satanás,  porque  tú  cide con la lógica humana, sino con la ilumina-
           piensas  como  los  hombres,  no  como  Dios"  ción de la fe que nos permite descubrir, enten-
           (Mt.16,23). Una forma moderada de responder  der y entrar en comunión, con lo que se nos
           a Pedro: “no intentes darme lecciones, no in-  manifiesta como la voluntad de Dios.
           terfieras en lo que es voluntad de Dios". Porque  Como lo expresa el apóstol Pablo en su car-
           tratándose del plan salvador de Dios, no vale li-  ta a los cristianos de Filipos. "Tened entre vos-
           mitarse a razonamientos y planteamientos hu-  otros los mismos sentimientos de Cristo Jesús.
           manos,  que  por  otra  parte  parecería  natural,  El cual, siendo de condición divina no hizo alar-
           porque al fin y al cabo los apóstoles eran sim-  de de su categoría de Dios. Sino que se despo-
           ples hombres, de naturaleza humana como la  jó de sí mismo tomando condición de siervo, ha-
           nuestra.                                   ciéndose semejante a los hombres, y pasando
              Jesús pretende llevar a sus apóstoles, a sus  por un hombre cualquiera, se humilló a sí mis-
           discípulos, a todos nosotros sus seguidores, a  mo, obedeciendo hasta la muerte y una muerte
           otra perspectiva y forma de pensar y de ver las  de cruz." (Fil.2,5-8). ❏


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