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tercera  carta  de  San  Juan,
                                                                   “Cooperador  de  la  Verdad”,
                                                                   como  lema  episcopal  y  tam-
                                                                   bién como el lema de su pon-
                                                                   tificado”. Resaltó la lucidez de
                                                                   sus escritos: “Cuánto más lee-
                                                                   mos  sus  escritos,  más  obser-
                                                                   vamos  que  tiene  una  mente
                                                                   muy  lúcida  y  no  cesa  de  de-
                                                                   fender la Verdad que es Cris-
                                                                   to. En él confluye toda una co-
                                                                   rriente que muestra la profun-
                                                                   didad  de  la  razón,  siempre
                                                                   asegurada e iluminada por la
                                                                   fe”. Finalmente, recordó unas
                                                                   bellas palabras del Papa emé-
                                                                   rito  que  decían:  “Procurad
                                                                   que no se apague la llama que
                                                                   Dios ha encendido en vuestro
                                                                   corazón,  alimentadla  cada
                                                                   día, compartidla con vuestros
                                                                   coetáneos que viven en la os-
                                                                   curidad y buscan una luz para
                                                                   el  camino…  que  ninguna  ad-
                                                                   versidad os paralice. No ten-
                                                                   gáis miedo al mundo, ni al fu-
                                                                   turo, ni a vuestra debilidad. El
                                                                   Señor os ha otorgado vivir en
                                                                   este  momento  de  la  historia
                                                                   para que gracias a vuestra fe
                                                                   siga resonando el nombre de
                                                                   Cristo en toda la tierra…en el
                                                                   fondo, lo que nuestro corazón
                                                                   desea es lo bueno y bello de la
                                                                   vida.  No  permitáis  que  vues-
                                                                   tros  deseos  y  anhelos  caigan
                                                                   en el vacío, antes bien haced
                                                                   que  cobren  fuerza  en  Cristo.
                                                                   Él  es  el  cimiento  firme,  el
                                                                   punto  de  referencia  seguro
                                                                   para una vida plena”.
                                                                      La  parte  musical  corrió  a
                                                                   cargo de la Capilla de Música,
                                                                   que  interpretó  varias  piezas,
                                                                   entre  las  que  destacó  “Tu  es
                                                                   Petrum” de Hilarión Eslava. ❏


                                                                                     LA VERDAD • 33
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