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tales. En “La Ciudad de Dios” trató ini-  Basílica
                                              cialmente de rebatir la idea de que la di-  románica
                                              fusión del Cristianismo era la causa de la  dedicada en
                                              decadencia de Roma. Pero, sobre todo,  Milán a San
                                              trazó una visión de la historia de la hu-  Ambrosio
                                              manidad como un combate permanente     (siglo XI).
                                              entre la “ciudad terrena”, que no es ne-
                                              cesariamente el poder político, sino que
         ce  años  practicó  la  religión  maniquea.  está formada por los hombres egoístas
         Las  tensiones  entre  la  búsqueda  de  la  que buscan su propio beneficio, y la “ciu-
         verdad y los sucesivos desencantos le hi-  dad  de  Dios”,  compuesta  por  los  hom-
         cieron  aproximarse  al  cristianismo;  va-  bres que aman a Dios y viven en su gra-
         rias etapas de conversión le fueron acer-  cia. El destino será el Juicio Final. En el
         cando a Dios. Fue instruido y bautizado  campo de la teología su aportación más
         por san Ambrosio en el 387, cuando con-  señera  fue  el  tratado  “Sobre  la  Trini-
         taba 33 años. Explicó este proceso en su  dad”, destinado a explicar la divinidad e
         libro “Las Confesiones”, que es una joya  igualdad de Padre, Hijo y Espíritu Santo.
         de la literatura universal. En el año 395  En el terreno de la ética defendió la pri-
         fue nombrado obispo de Hipona (en Ar-  macía del amor, incluso a los pecadores,
         gelia, pero próxima a Túnez) y dirigió su  pero a la vez el odio a los pecados. ❏
         Iglesia durante 35 años.
            Desarrolló una amplísima obra inte-
         lectual, que le ha convertido en uno de
         los filósofos y teólogos más importantes
         de la historia del Cristianismo. Al ser im-
         posible reseñar toda ella, quizás conven-
         ga retener dos aportaciones fundamen-


                                                                                     LA VERDAD • 39
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