Page 39 - Laverdad_4282
P. 39
SEMANA SANTA
VIA CRUCIS
Adaptación de los textos de Christopher Hartley,
realizada por la Delegación Diocesana de Religiosidad Popular
PRIMERA ESTACIÓN
JESUS CONDENADO A MUERTE
Seguro que, a lo largo de la vida todos nos hemos preguntado alguna vez:
«¿Qué hago con Jesús?» A veces no sabemos lo que hacer con Él. Nos
cansamos de seguirle. Le ponemos como uno más en el diminuto pante-
ón de nuestros ídolos y diosecillos particulares que usamos cuando nos
conviene para luego arrinconarte. Condenarte es condenarnos. Nos con-
denamos cuando ya no sabemos «qué hacer con Jesús», como el pobre
Pilato. Nos condenamos cuando no somos uno de más de la chusma que
grita con sus palabras o sus silencios cobardes: «¡Crucifícalo!».
R/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos porque con tu santa cruz re-
dimiste al mundo. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
SEGUNDA ESTACIÓN
JESUS CON LA CRUZ CAMINO DEL CALVARIO
Caminar así, con la cruz, junto a ti; mi única razón para vivir, mi única ra-
zón para morir, mi única razón para gastar la vida. ¿Te busco así, Señor?
Cargas con la cruz porque estás inseparablemente amarrado al Padre; car-
go con la cruz porque estoy inseparablemente adherido a ti. En ella y por
ella soy tuyo… «Tuya soy, para vos nací…». Sí, nací para ti, para llevar la
cruz, hombro con hombro, corazón con corazón… ¿Y mi recompensa? Un
manojo de rosas hecho de las astillas, de tu bendita cruz.
R/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos porque con tu santa cruz
redimiste al mundo. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
TERCERA ESTACIÓN
El SEÑOR CAE BAJO EL PESO DE LA CRUZ
¿Quién no se ha caído alguna vez? ¡La vergüenza que nos da caer!
Caemos porque nos fallan las fuerzas, por la zancadilla del que
creía amigo, porque en mi ambición me eché más carga de la que
podía soportar. Caemos por falta de solidaridad y de comunión.
Caemos cuando nos empeñamos en avanzar solos. Sin ser obe-
dientes a nada ni a nadie.
Cayendo Jesús –el hombre-Dios– ya no nos puede dar vergüenza
caer, porque caigamos con culpa o sin ella, caigamos por nuestras
estupideces y pecados, o caigamos por las zancadillas y traicio-
nes de otros, ya nadie cae solo. ¿Dónde cae un hombre en el que
no caiga Dios con él y en él?
R/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos porque con tu santa
cruz redimiste al mundo. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
LA VERDAD • 39

