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LITERATURA








                     MIGUEL D’ORS                  la segunda parte. La primera estrofa subraya
                                                      Os reproduzco hoy los poemas II y III de

                                                   con rotundidad el origen de todos nuestros
                                             ―     desconciertos y hasta nuestras inhumanida-
                                SANTIAGO ARELLANO  des. Vivir de espaldas a Dios, negar su exis-
                                                   tencia o ignorarla, no es indiferente para la vi-
                                                   da individual y colectiva de los humanos. Si
                                                   no hay Dios, viene lo que viene: el hombre de-
                                                   ja de ser imagen de Dios, fundamento de su
                    iempos de historia”, incluido en el  dignidad. ¿A qué queda reducido? El poeta di-
                    libro “Es cielo y es azul” como par-  ce a un “fosfato”, es decir a una partícula más
                    te  V,  se  puede  dividir  en  cuatro  de la realidad material del universo. Es decir,
                    conjuntos. El primero bajo el títu-  a nada, “que siendo poco, en breve será me-
                    lo “Íncipit liber”, un segundo for-  nos”.  ¿Un  ser  humano  más  que  importa  al
                    mado por xIII textos enumerados  mundo? Frente a la visión cristiana de perso-
           T correlativamente  en  numeración      na como ser único e irrepetible, ¿que conse-
           romana, un tercero titulado Salmo final y un  cuencias trae reducirlo a un fosfato o como
           cuarto bajo el título de Epílogo. El epílogo for-  decía Sartre a una pasión inútil a una nada
           ma unidad aparte. En él se despide de los éxi-  abocada hacia la muerte? El exabrupto que
           tos académicos, de los triunfos editoriales, de  utiliza el poeta contra todos los fosfatos, no es
           los aplausos sectarios de los voceros oficiales.  su valoración de los humanos, sino un modo
           Sabe que es el tributo que se paga siempre a  de hacernos despertar contra ideologías que
           la  verdad.  El  poema  está  formado  por  tres  destruyen  el  fundamento  de  nuestra  digni-
           partes. El núcleo lo constituye La parte se-  dad.
           gunda: la denuncia social, familiar, moral, po-  El poema III no es menos contundente. La
           lítica por las que atraviesa España. Constitu-  violencia,  la  crueldad  no  es  un  comporta-
           ye  lo  que  llamamos  la  sátira  político-social  miento antinatural y hasta aberrante. En una
           que va del fragmente III hasta el xII. La pri-  sociedad sin limitaciones morales, la eficacia
           mera incluye el íncipit y los números I y II; la  y la utilidad inmediata avala lo que niega la
           Tercera, el poema xIII, El salmo final y el Epí-  conciencia y la razón. ¿Para qué el diálogo y
           logo. Debo resaltar que gracias al comienzo y  el debate racional si un disparo o una bomba
           al final, el poema no se reduce a una vigorosa  explosiva  pone  al  menos  punto  si  no  final,
           o, si se prefiere, cruda sátira contra la deca-  abre un paréntesis a un paréntesis a la con-
           dencia de nuestra nación. La primera y la ter-  tienda? El poeta no defiende esta situación.
           cera parte se alzan como voz profética de es-  La ironía es decir lo contrario de lo que se
           peranza porque ni Dios ha perdido el control  piensa dándolo a entender. Su sátira es una
           de la historia ni han desaparecido testigos fie-  llamada a nuestras conciencias. Un toque de
           les que siguen marcando la senda recta de la  atención que nos cuestione nuestra indiferen-
           humanidad                               cia y nos ponga en alerta al menos contra las
              La parte central la ocupa la sátira sin pa-  insensateces de nuestro tiempo.
           liativos. El cinismo se ha adueñado del len-
           guaje de los hombres. Lo deforme no se pue-  II
           de contar con guantes de seda ni melindres y  La segunda mitad del siglo XX
           menos a los que fuimos testigos. No llamemos  no tuvo Dios ni dioses, ni siquiera
           grosería a llamar a las cosas por el único nom-  un poste de colores como Caballo Loco,
           bre que entiende el mundo.              que ser menos salvaje que hombre blanco.


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