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LITURGIA









                          DAR LA VIDA


                                 Y SERVIR



                                                ―
                                ALFREDO LÓPEZ VALLEJOS






                    a  conocida  afirmación  de  Jesús:  "El
                    Hijo del hombre no ha venido a ser
                    servido, sino a dar su vida en rescate  vir y dar la vida" (Mc.10,45).
                    por  muchos"  (Mt.20,28;  Mc.10,45),  Según esta enseñanza del evangelio, "servir",
                    propone el modo alternativo, absolu-  "ponerse al servicio", aparece como una forma
                    tamente novedoso y desconcertante,  de "dar la vida". Es la actitud de servicio que el
           L de ejercer el poder y la autoridad en    evangelio identifica con la "diakonía", según apa-
           el entorno de sus seguidores: "No ha de ser así  rece en el texto original griego, de la escena de
           entre vosotros, sino el que quiera ser grande y  Marta y María (Lc. 10,40).
           primero, sea vuestro servidor".               "Dar la vida", el testimonio martirial, no está
              Por la enseñanza, el testimonio y la vida de Je-  al alcance de todos. "Cristo lo ofreció de una vez
           sús, sabemos que "dar la vida" no tiene evocacio-  para  siempre,  ofreciéndose  a  sí  mismo"
           nes  puramente  simbólicas  (Jn.15,13;  Rm.5,8;  (Rom.6,10; Heb.8,27; 9,28). La actitud de poner-
           Ef.5,2; 1Jn.3,16; Heb.9,14). Posteriormente, en la  se al servicio los unos de los otros, que el nuevo
           estela de su seguimiento y a lo largo de los siglos,  testamento define insistentemente como "diako-
           han sido infinidad de mártires  cristianos quienes  nía": ( Mt. 27,55; Mc. 15,41; Hec. 11,29; 12,25;
           han optado por este mismo modelo de Jesús. De  2Cor. 8,19; 9, 7;11,14; 2 Tim. 1,18) es la que se
           hecho, con toda verdad se reconoce que en toda  nos presenta como más asequible y al alcance de
           la historia de la Iglesia, ni siquiera en los prime-  nuestra vida cotidiana.
           ros siglos de las grandes persecu-                       Dar la vida como Jesús se nos
           ciones, nunca ha habido tantos már-                    posibilita a los cristianos en una ac-
           tires como en los siglos contempo-                     titud mucho más accesible. En un
           ráneos xx y xxI.                                       talante  normalizado,  el  de  tantas
              Sin embargo, en el mismo texto                      personas que viven la vida de fami-
           que comentamos de Mt.20,28, es el                      lia, el de tantos consagrados para
           propio Jesús quien, no viendo a sus                    ponerse  al  servicio  precisamente
           discípulos capaces todavía de dar su                   de  los  pobres,  los  enfermos,  los
           vida,  les  propone  a  ellos  y  a  nos-              marginados  y  abandonados,  los
           otros un modo alternativo y equiva-                    que visibilizan su exhortación: "El
           lente,  más  adaptado  a  su  circuns-                 que quiera ser grande y el primero
           tancia:  "El  que  quiera  ser  grande                 entre  vosotros  sea  vuestro  servi-
           entre vosotros sea vuestro servidor,                   dor, como el hijo del  hombre que
           pues tampoco el  Hijo del hombre                       no ha venido a ser servido, sino a
           ha venido a ser servido, sino a ser-                   servir y dar la vida" (Mt.24,28). ❏


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