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Fortunio, que era obispo de Álava, se
convirtió en abad de Leire, mientras
que el prior de Leire, Blasco Gardéliz
de Ezcaroz, pasaba a ser obispo de
Pamplona. En 1076 el gobierno de
Leire volvió a manos de Blasco. En el
1078 ambos cargos recayeron en el
infante García, que ya era obispo de
Jaca y conservó los tres durante dos
años. A partir de 1080 la crisis del sis- Monumento al
tema era evidente, mientras que lle- abad Oliba en
gaba desde Roma un movimiento re- Vic, obra de
formador que iba a acabar con los Domènec Fita.
obispos-abades en 1083. ❏
en 1023 para impulsar la restaura-
ción de la sede episcopal pamplonesa.
El prestigio de los obispos-abades
repercutió en el patrimonio del mo-
nasterio de Leire, cuyo crecimiento se
aceleró. La etapa de los obispos-aba-
des (1024-1083) fue la primera fase
expansiva del dominio monástico, que
sobrepasó el ámbito de la comarca
aledaña y adquirió dimensiones regio-
nales. Este crecimiento se tradujo en
la importante construcción de la ca-
becera de la iglesia de Leire, consa-
grada en 1057.
A Sancho le sucedió como obispo-
abad Juan (1054-1068). A la muerte
de éste se mantuvo el sistema de obis-
po-abad, pero con un cambio notable.
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