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EN PORTADA
Jornada La Iglesia celebra cada año el miste-
rio de la encarnación, cuando el Ver-
bo de Dios asumió, por amor, nuestra
naturaleza humana para llevarla a su
por la vida plenitud. Como nos recordaba el Con-
cilio Vaticano II: “El Hijo de Dios con
E su encarnación se ha unido, en cierto
modo, con todo hombre. Trabajó con manos de
«Contigo por la vida, siempre» hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró
con voluntad de hombre, amó con corazón de
es el lema con el que se hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo ver-
celebra este año la Jornada por daderamente uno de los nuestros, semejante en
todo a nosotros, excepto en el pecado”.
la Vida el próximo sábado 25
En el documento El Dios fiel mantiene su
de marzo, solemnidad de la alianza, aprobado recientemente por la Asam-
Anunciación del Señor. Este día blea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa-
ñola, los obispos invitamos a una reflexión sobre
la Iglesia celebra el misterio de el momento actual y subrayamos que “los datos
la encarnación, cuando el nos muestran la relevante dimensión del vacío de
Verbo de Dios asumió, por amor que se ha instalado en la vida social. Gra-
ves problemas de la humanidad están relaciona-
amor, nuestra naturaleza dos con la desvinculación y falta de amor —po-
humana para llevarla a su breza afectiva— que es caldo de cultivo para mu-
plenitud. Así lo recuerdan los chos de los problemas sociales que hoy nos pre-
ocupan”. Queremos invitar a acompañar la vida
obispos de la Subcomisión humana, la vida de cada persona, en todas las fa-
Episcopal para la Familia y la ses de su existencia, desde su concepción hasta
su muerte natural, aumentando los cuidados
Defensa de la Vida en su cuando la vida es más vulnerable.
Mensaje para esta Jornada, que
reproducimos íntegramente a Vidas que deben ser acompañadas
continuación. l Al inicio de la vida. Plantear que eliminar una
vida humana pueda ser solución para algún pro-
blema es una grave equivocación, como ocurre
en el caso de un embrión o un feto en el seno de
su madre. Por eso, las leyes que promueven y am-
plían el supuesto «derecho al aborto» son absolu-
tamente injustas porque no solo no amparan nin-
gún bien, sino que legalizan la muerte de perso-
nas inocentes e indefensas. Por el contrario, cre-
emos que es necesaria una serena reflexión sobre
este asunto, que vaya a las raíces del problema y
busque alternativas reales para que las madres
que afrontan, a veces en soledad, un embarazo no
deseado no tengan que recurrir al aborto.
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