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papa  (24  de  julio).  El  cisma
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                                                                  mente pasó inadvertido.
                                                                     Las excomuniones mutuas
                                                                  sólo  fueron  anuladas  por  el
                                                                  papa  Pablo  VI  y  el  patriarca
                                                                  Atenágoras I en una declara-
                                                                  ción conjunta el 7 de diciem-
                                                                  bre de 1965, víspera de la so-
                                                                  lemne  clausura  del  Concilio
                                                                  Vaticano II. ❏





                                                                  División de
                                                                  Europa entre
                                                                  católicos y
                                                                  ortodoxos a
        en la que criticaba los usos lati-  de Santa Sofía (16 de julio de  resultas del
        nos, en especial el pan ácimo  1054). Una semana después un
                                                                  Cisma de
        en  la  eucaristía  y  el  celibato  sínodo presidido por el patriar-
                                                                  1054.
        sacderdotal, y exigía la renun-  ca excomulgó a los legados y al
        cia a ellos.
           Estas  exigencias  molesta-
        ron mucho en Roma, donde el
        grupo  de  reformadores,  que
        quería fortalecer la autoridad y
        la  independencia  del  Papado,
        las rechazó. Eran además inca-
        paces de comprender la menta-
        lidad bizantina y las tradiciones
        de la Iglesia griega. El papa Le-
        ón  IX  envió  como  legados  a
        Constantinopla al cardenal Hu-
        go de Silva Cándida y al arzo-
        bispo Federico de Lorena, que
        fueron  bien  recibidos  por  el
        emperador, pero no por el pa-
        triarca.  El  comportamiento
        brusco de los legados papales
        hizo que el clero y el pueblo bi-
        zantinos apoyaran al patriarca
        y  promovieran  disturbios.  El
        cardenal Hugo promulgó la ex-
        comunión contra el patriarca y
        depositó la bula sobre el altar


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