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LITURGIA
VOLVERÉ Y
OS LLEVARÉ
CONMIGO
―
ALFREDO LÓPEZ VALLEJOS
El destino definitivo del cristiano queda
sta reconfortante promesa de Jesús iluminado por el misterio pascual del Señor
la encontramos en el Evangelio de resucitado, de tal modo que la celebración li-
San Juan: “No se turbe vuestro co- túrgica aparece plenamente marcada por el
razón, me voy a prepararos un lu- optimismo y la esperanza: garantía de la glo-
gar; cuando os lo haya preparado, ria y germen de resurrección. Todas las ple-
volveré y os llevaré conmigo, para garias eucarísticas se concluyen con esta evo-
E que donde yo esté, estéis también cación de la gloria que esperamos: “Recíbenos
vosotros” (14,1-3). En esta promesa se funda- en tu reino, donde esperamos gozar todos jun-
menta la esperanza cristiana en las realidades tos de la plenitud eterna de tu gloria, allí en-
definitivas, esa situación a la que los teólogos jugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque
se refieren como “la escatología” porque, se- al contemplarte como tú eres, Dios nuestro,
gún su raíz griega, se refiere a las realidades seremos semejantes a ti…”, “…y allí junto con
últimas de la vida iluminadas a la luz de la fe. toda la creación, libres ya del pecado y de la
Entre estos dos polos –el de la resurrec- muerte, te glorificaremos…”, “…cuando Cris-
ción del Señor y el de su segunda venida- se to haga surgir de la tierra a los muertos y
sitúa el tiempo intermedio de nuestra existen- transforme nuestro cuerpo en un cuerpo glo-
cia. Por eso, mientras vivimos, celebramos el rioso como el suyo…”
sacramento que nos dejó el Señor, como me- Esta etapa intermedia en la que transcurre
morial y anticipación, como presencia que nos nuestra existencia la experimentamos como
garantiza y hace desear al mismo tiempo, la “un poco de tiempo en el que no vemos al Se-
presencia definitiva del Señor y nuestra vida ñor y otro poco en el que le volveremos a ver”
con Él. (Jn.16,16-22), vivimos la ansiedad de esta si-
Como afirma la Constitución conciliar sobre tuación y la nostalgia de que se cumpla la pro-
la Iglesia en el mundo actual: “Por Cristo y en mesa del Señor: “Volveré y entonces se ale-
Cristo se nos ilumina a los hombres el enigma grará vuestro corazón y nadie os podrá quitar
del dolor y de la muerte, que fuera del evange- vuestra alegría”. El tiempo siempre es relati-
lio nos envuelve en absoluta oscuridad” (G. S. vo y breve si lo comparamos con la eternidad.
22), porque, efectivamente, Cristo resucitado, Mientras tanto, nuestra oración es a la vez in-
vencedor de la muerte, ilumina el destino del vocación: “Maran atha”, “¡Ven, Señor!” (1
hombre y de la creación entera y nos desvela el Cor.15,23; Ap.22,20) y también afirmación:
destino final del hombre, abriéndonos una “Marana tha” (Mt.28,20; Lc.17,20-21) "El
perspectiva hacia la vida eterna. Señor ha venido”. ❏
38 • LA VERDAD